¿Cuál es el nombre más usado para denominar localidades en Chile? ¿Ubica la Venecia de la IX Región? ¿Quiénes son los "fondeamocos" o los "comeluches"? ¿Cómo se conoce, con sorna, a los habitantes de Ancud o Viña del Mar? Una larga investigación rastreó los topónimos, gentilicios y remoquetes utilizados en el país, estudio que ahora se publica en forma de libro.

Fuente: El Mercurio

ELENA IRARRÁZABAL SÁNCHEZ "Inventamos una red que involucraba a gran parte del sistema educacional: empezando por los seremis de cada región, las universidades, los liceos fiscales y las escuelas públicas. En las zonas más extremas recurrimos a la radio o la mediación de Carabineros. Lo importante era cubrir realmente todo Chile habitado, con un método que garantizara la objetividad de la información, pero sin inducirla". Así relata Raïssa Kordic, doctora en Filología y académica de lingüística de la Universidad de Chile, la forma en que recopiló los nombres -técnicamente se los llama "topónimos"- de todas las localidades de Chile, incluida aquellas emplazadas en lugares recónditos o con poblaciones ínfimas. Kordic trabajó codo a codo con el recordado académico Mario Ferreccio, profesor de la Universidad de Chile y maestro de la Filología moderna en nuestro país. Ferreccio no alcanzó a ver esta investigación publicada, pues falleció el año 2008, pero es el coautor de la obra recién publicada por RIL y la Dibam, que recoge integralmente la toponimia chilena de zonas pobladas y sus gentilicios -forma en que se denominan sus habitantes- y que continúa la senda de obras anteriores, como los clásicos diccionarios geográficos de Luis Riso Patrón (1924) y de Francisco Solano Asta-Buruaga y Cienfuegos (1899). La nueva obra busca ser un testimonio de cómo realmente llaman los chilenos a sus pueblos y de cómo se llaman ellos mismos. Más que procurar fijar o "canonizar" ciertos términos, el libro busca constituirse en una fuente documental para interesados en la geografía, la historia, la lengua, la geografía y las ciencias sociales. Su autora, Raïssa Kordic, nos entrega a continuación algunas de las conclusiones de la investigación. -¿Cuáles son los topónimos que más se repiten a través de nuestra geografía? "Los que traen advocaciones de santos o santas. Solamente 'Santa Rosa' hay 37 en el país. También se repiten los 'San José', a los que suele seguir un 'de...': San José de Peñuelas, de Tocornal, de Maipo. O los 'San Pedro'. Las referencias geográficas como 'Punta', 'Quebrada' o 'Valle' también encabezan decenas de topónimos. Por ejemplo, Rinconadas (solas o acompañadas con algún otro término) tenemos unas 40. Y hay una serie de enclaves que remiten a la flora nacional: 'Los Maitenes', 'Los Quillayes', etc.". "Abunda, además, el uso de topónimos con el pronombre 'Lo': Lo Blanco, Lo Elizondo, Lo Reco, Lo Cañas, etc. Es una costumbre muy antigua, utilizada para referirse al lugar 'de alguien'. Como cuando decimos: lo tuyo, lo de Pérez, etc.".

- Entre los topónimos también aparecen nombres de ciudades extranjeras o de otros países . "Así es. Hay media docena de Buenos Aires (con dos gentilicios posibles: bonaerense y buenosairino). También existen localidades con nombres como Venecia, Roma y Arizona. Y tenemos pueblos que se llaman Polonia, Suiza, Francia y Germania, por dar algunos ejemplos". - Una parte curiosa del estudio versa sobre los "remoquetes". ¿Cuál es su definición? "Remoquete es el apodo popular con que se conoce a los habitantes de una localidad, a veces con alusiones a su oficio, al origen étnico, a algún rasgo en especial". -¿Suelen tener un dejo irónico? "Así es, surgen siempre de los pueblos cercanos y suelen aludir, en tono jocoso o despectivo, a supuestascaracterísticas de sus vecinos. Por eso muchos de estos sobrenombres no son confesados directamente por los propios habitantes".

-¿Qué ejemplos detectaron de remoquetes? "A los habitantes de Camiña, en el extremo norte, los llaman 'fondeamocos'; a los de Almendra, en la región de Valparaíso, les dicen 'cuatreros'; a los de Ancud los conocen como 'comeluches'; a los de Canto del Agua les dicen 'changos' o también 'huireros'. En la zona de Rancagua, a los de Camino las Arenas los denominan 'peruanos'. A los viñamarinos los llaman 'ruleteros', en clara alusión a la actividad del casino; a los de Tortel , en el extremo sur, 'balseros'; a los de Tiltil los demominan 'tuneros', por el oficio recolector de estas frutas. También tenemos el mote de 'papayos' para los de La Serena, 'chuchoqueros' para los de Cauquenes, 'mimbreros' para los de Chimbarongo, 'calatos' para los Codpa, 'mauchos' para los de Constitución". "Es bonito el caso de Villa Alhué, en que los llaman 'cirgüeleros', porque 'cirgüela' es la forma popular de ciruela; seguramente tiene un uso muy antiguo. Hay casos muy interesantes como el de Tarapacá, a cuyos habitantes llaman "tranca la puerta". Hay una cita muy explicativa de este remoquete en un estudio de Cristián Salazar, quien señala que el término nace por la supuesta desconfianza que mostraban los pobladores de Tarapacá hacia los extraños y forasteros".

El caso de Licura -¿Hay casos en que los habitantes de algunas localidades prefieran nombres distintos a los que son consignados por el Instituto Geográfico Militar? "Hay casos en que los nombres oficiales son rechazados. Otras veces los habitantes prefieren formas hispanizadas o vulgarizadas. Los de Lago Lapparent -en Aysén- lo llaman "Lago La Pared" o "sector Lamparé". Al topónimo 'Los Giones', la gente le llama 'Los Llones'; a 'Río Resbalón', le dicen (y lo escriben así, como si fuera oficial) 'Río Refalón'".

- En materia de topónimos mapuches, ¿hay una situación muy diversa, en términos de multiplicidad de versiones del mismo topónimo? "Sí, es un poco complejo. Un caso notable es la voz mapuche licura (que significa 'piedra blanca o piedra cristalina, limpia') y todas sus variantes en las distintas zonas de Chile: Lincura, Liucura, etc. También están los casos de Temocuicui/Temucuicui; Hualañé/Huañuñe; Bullilleo/Bullileo; Colu/Colo, etc.

-¿Hay gentilicios muy antiguos o tradicionales en Chile que se hayan perdido? "Es más bien lo contrario: los gentilicios antiguos tienden a conservarse al igual que los topónimos. Son denominaciones de gran estabilidad, que normalmente no cambian, solo tienen variantes. Sabemos que 'penquista', para denominar a las personas de Concepción, proviene del hecho de que sus habitantes se instalaron primero en Penco. Luego de un maremoto, en el siglo XVIII, se trasladaron, pero conservaron su gentilicio".

-En relación con los gentilicios, ustedes hablan de procesos de derivación de 'la más extravagante diversidad'.  "En el mundo de las lenguas románicas -derivadas del latín- existe una determinada cantidad de sufijos gentilicios estudiados ya descritos. Nosotros encontramos gentilicios cuya derivación no es regular, sino que muchas veces viene dada por la asociación con voces parecidas. Así tenemos 'quideñino' (Los Queñes), 'lagunense' (Lagunillas), sancarleño (San Carlitos), hualpeño (Hualpén), pegüino (Pehuén), garsés (las Garzas) por influjo del apellido. También nos llamó mucho la atención la enorme cantidad de veces en que no hay gentilicio propiamente tal, pero se da la construcción "los de ...", por ejemplo "los de Santa Julia", en vez de juliano, julino, etc.