Tras el terremoto de 2010, muchos pensaron que el destino de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Olivar era ser demolida. pero luego de un largo y acucioso proceso de restauración, desarrollado por Arias Arquitectos, hoy la iglesia vuelve a abrirse a la comunidad de Olivar, en la Sexta Región. Fuente: Revista Vivienda y Decoración

Aunque la ceremonia oficial de reinauguración se hizo ayer, fue la semana pasada y con un matrimonio que se reabrieron las puertas de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Olivar, el principal templo católico de esa comuna, en la Sexta Región, que estuvo inutilizado desde el terremoto de 2010. En honor a la Virgen del Carmen, se construyó en 1845 como capilla del fundo de la familia Guzmán Villalobos, y años más tarde, junto a la casa patronal, pasó a manos de la Iglesia para la comunidad.

-Ambas construcciones están hechas en adobe; una técnica que se desarrolla con barro, y este material, aunque se haya usado desde siempre, sigue siendo uno de los mejores por su carácter ecológico. Es, desde nuestro punto de vista, súper contemporáneo, ya que ofrece todas las propiedades que hoy busca la construcción sustentable -dice Patricio Arias, socio fundador de Arias Arquitectos, una oficina que se ha especializado en el diseño y construcción con tierra, y que llevó a cabo la completa restauración de la capilla y el conjunto parroquial, en asociación con la empresa constructora Villavicencio e hijos S.A. Junto a él trabajaron los arquitectos Lía Karmeliæ, Suilan Hau y Pablo Alvear, un equipo que conformaron hace trece años, y que ha ejecutado diversos proyectos de restauración en el norte y en la zona central, tanto de edificios patrimoniales como de casas hechas con tierra cruda. (www.ariasarquitectos.cl) -Esta parroquia tenía problemas estructurales, pero eran recuperables. Cuando la vimos, estaba como todas las construcciones de adobe después de un terremoto, llena de grietas... Es que el barro es muy alharaco, y la gente se asusta. El daño más significativo era un desplome en el muro norte y la fractura de los contrafuertes de ese mismo lado; algo que debía ocurrir para impedir que el muro cayera -explica Lía Karmeliæ. -En Chile hay un gran desconocimiento sobre la construcción en tierra, y eso es grave considerando que gran parte del país está construido con este material. Lo que pasó después de los terremotos de Tarapacá (2005), Tocopilla (2007) y en la zona central el 2010, dejó esto en evidencia. La gente comenzó a demoler, pero la reconstrucción no se hizo defendiendo la identidad de los pueblos -dice Arias. En esa época, cuentan, visitaron diversas localidades afectadas haciendo un trabajo puerta a puerta para convencer a los propietarios de restaurar en vez de demoler si era factible, "y así salvar de algún modo el paisaje cultural de los pueblos que, en términos turísticos, tiene un enorme potencial", agrega Suilan Hau. -Esta iglesia no se intervino después del terremoto del 85; tenía acumulación de daño que es lo que generalmente provoca el colapso de las construcciones. Afortunadamente, la torre se había bajado antes de 2010 porque estaba muy deteriorada, y eso evitó que los perjuicios fueran mayores -indica Pablo Alvear.

En los trabajos de restauración de los aproximadamente 1.000 m2 que contempla la parroquia y el conjunto parroquial, tardaron dieciocho meses.

-En la parte posterior del templo está la sacristía. Originalmente allí estaban también los baños, que en una construcción de adobe son foco de deterioro, pues la humedad va socavando las partes bajas de los muros. Por eso propusimos sacarlos de ahí y creamos un volumen especial para ellos -dice Arias. Lo hicieron empleando el sistema Terra Panel, una técnica que ellos mismos desarrollaron, y que según explican, ofrece las mismas propiedades del adobe, pero es más liviano, flexible y económico. Esa construcción la estucaron con tierra en un tono rojo arcilla, la misma terminación que dieron al conjunto parroquial, en tanto la capilla la encalaron. Asimismo, repusieron la torre, y aunque estructuralmente es distinta, conserva el diseño original. Recuperaron las puertas, las ventanas, las rejas e hicieron vitrales nuevos. "Los pilares estaban muy deteriorados por lo que decidimos tornear postes de alerce y restituirlos. Estos se pusieron sobre basas que hicimos en piedra rosada de Pelequén y que mandamos a hacer en una versión más simple y moderna que las originales, aunque basándonos en ellas", explica Arias. En la sacristía descubrieron que el cielo era de caña; lo repararon, y sobre él construyeron otro para que ése no se siguiera dañando y pudiera quedar como registro de una antigua técnica constructiva que ya no se hace.

-Es una iglesia de una sola nave, con coro, torre y sacristía, típica del período colonial y muy propia de la Sexta Región. Su interior es un Tudor que no creemos que sea el original. De hecho, al raspar los muros nos encontramos con que la iglesia en algún momento estuvo pintada en una combinación de colores: verde agua, rosado, amarillo. No recuperamos esos tonos porque en este tipo de trabajos hay que ser riguroso con la historia, pero también muy respetuoso de las tradiciones locales. Así, ese hallazgo bajo el púlpito lo enmarcamos y lo dejamos como testimonio del pasado -indica Karmeliæ.