Tras cuatro años a la cabeza de la Dibam, en marzo el ministro Nicolás Eyzaguirre le pidió la renuncia. Hoy lamenta la falta de continuidad de los cargos públicos. Denisse Espinoza Fuente: La Tercera

Un tiempo de gracia. Así describe Magdalena Krebs estos meses alejada de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), que encabezó por cuatro años. En marzo, el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre le pidió la renuncia. No hubo muchas explicaciones. “No tiene porqué dar razones, el Estado le da la facultad de decir no quiero trabajar con usted y listo”, señala Krebs. “Es doloroso porque dediqué mi vida profesional a la institución y quedé muy contenta con mi gestión”.

Por estos días, Krebs está dedicada a lo que mejor sabe: investigar. En su casa de Vitacura se pone al día en los temas de gestión y patrimonio, leyendo las últimas publicaciones disponibles. “Decidí regalarme este tiempo para reflexionar. También quiero escribir algunas ideas. Creo que los temas de patrimonio en Chile necesitan de una mirada profunda y hay que retirarse un poco para replantearse cómo abordar los problemas”.

A pesar del retiro, la arquitecta sigue preocupada por los problemas de la institución a la que estuvo ligada desde 1983, cuando entró al Departamento de Documentación del Patrimonio Cultural, para luego, en 1988, asumir la dirección del Centro Nacional de Conservación y Restauración, donde estuvo 22 años. Con esa trayectoria fue nombrada cabeza de la Dibam en 2010.

¿Qué piensa de que su puesto esté aún vacío?

Es preocupante que aún no se haya elegido a un director de la Dibam, pero son los plazos que demora una decisión como esta. Me inquieta que finalmente los ciclos políticos priman por sobre las miradas de largo plazo. El concurso ya se cerró, pero la decisión demorará por lo menos dos meses, es decir, recién en septiembre asumirá un nuevo director y el año habrá pasado en banda. Más aún, el director nuevo asumirá con el presupuesto de un director provisorio (Alan Trampe) y este a su vez con un presupuesto heredado de la administración anterior. Los tres años del cargo son pocos para imprimirle un sello a la gestión. Eso es muy triste.

¿Cuánto cree que debiera durar un cargo como el suyo?

Creo que es virtuoso que Andrés Rodríguez haya estado tanto tiempo frente al Teatro Municipal, porque esa reiteración genera mejoras reales, por eso me sorprende que un ministro que tiene tremendos desafíos empiece por desmantelar todo y prefiera quedarse con equipos frágiles y transitorios. Chile se farrea a sus especialistas por temas políticos. Yo creo que tres períodos, unos nueve años, es prudente.

Durante su gestión, Krebs potenció proyectos de infraestructura como la apertura de la Biblioteca de Antofagasta y otros que quedaron en marcha como la restauración del Palacio Pereira, la ampliación del Museo Histórico Nacional, y el proyecto de una biblioteca y archivo regional para Punta Arenas. También se impulsó el desarrollo digital de la Biblioteca Nacional. Eso sí, la arquitecta no estuvo ajena a la polémica: en 2012, a través de una carta en la prensa, criticó el rol pedagógico del Museo de la Memoria (independiente de la Dibam) por no dar cuenta, entre otras cosas, del contexto que motivó el Golpe de Estado de 1973. En aquella época la arquitecta vivía en Colonia, Alemania. Su padre, el historiador Ricardo Krebs, se fue de Chile con su familia en 1970, tras la elección de Salvador Allende, y regresó en 1974.

¿Se arrepiente de esos dichos?

Me imagino que para las familias afectadas el Museo de la Memoria es una compensación simbólica relevante, pero para las generaciones nuevas que no conocen la historia es difícil entender cómo evitar lo que sucedió. Muchos jóvenes no saben que antes no existía la segunda vuelta y que Allende llegó al poder con un tercio de los votos. Mi error fue haber emitido estas ideas a través de la prensa, en lugar de un ámbito académico, porque son temas delicados. Hubo reacciones violentas que me afectaron. Me impresionó y eso habla de la falta de reconciliación que hay en este país.

¿Cuáles son los temas pendientes de su gestión en la Dibam?

Creo que la mayor urgencia es trabajar para la creación del Ministerio de Cultura, la demora está causando mucho daño al patrimonio, porque hoy depende del Ministerio de Educación que tiene evidentemente otras preocupaciones. Hay que cambiar los estatutos del Consejo de Monumentos que son de los años 70 y no tiene alcance regional.

¿Qué le pareció la consulta ciudadana que lanzó la ministra Claudia Barattini para mejorar el proyecto de ley?

Técnicamente la encontré pobre. Nosotros hicimos un trabajo de consulta en regiones en 2011 que fue relevante. Es evidente que los nuevos gobiernos siempre querrán evaluar qué hicieron los anteriores, pero volver a hacer todo el trabajo va en detrimento del avance y se puede pasar este gobierno entero sin de nuevo llegar con nada a puerto.

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