Tres sectores de Puerto Varas -San Ignacio, Estación y Costanera- albergan construcciones de alto valor patrimonial, que dan cuenta de la arquitectura desarrollada por los colonos alemanes en la región. Un recorrido en el que se aprecian notables ejemplos de recuperación, pero también de total abandono.
Fuente: Revista Vivienda y Decoración, El Mercurio. Texto, Beatriz Montero Ward. Fotografías, José Luis Rissetti.
En 1992 una decena de construcciones de Puerto Varas fueron declaradas monumento nacional y un área de alrededor de 13 hectáreas ubicada en el sector poniente de la ciudad, se estableció como Zona Típica. Ambas designaciones no solo significaron un reconocimiento público al valor de la arquitectura desarrollada por los colonos alemanes a comienzos del siglo XX en la región sino también pusieron en alerta sobre su cuidado y protección. Según las investigaciones, se reconoce en esta zona los atributos ambientales del paisaje urbano con una rica y variada arquitectura cuyos orígenes se remontan al proceso de colonización que tuvo lugar en el Lago Llanquihue a partir de mediados del siglo XIX. Fueron estos primeros colonos los que trajeron un sistema constructivo que no se conocía en Chile, basado en los ensambles y en la utilización de tarugos, y que se difundió ampliamente en la región. Pero también una tipología de casas que fue progresando en el tiempo y que originó primero, alrededor de 1900, una arquitectura de tipo simple con cubierta a dos aguas, luego una de tipo simple con mirador, que se desarrolló entre 1900 y 1910; una historicista que mezcló distintos lenguajes arquitectónicos y que se dio durante la primera mitad del siglo XX; una del tipo chalet, que también primó durante la primera mitad del siglo XX y que se caracterizó por la intersección de volúmenes de distintos estilos; la llamada de cuarta generación, cuyos inmuebles incorporaron nuevos materiales y técnicas constructivas y que tuvo lugar a partir de 1935; y la modernista, que mostró la influencia del Movimiento Moderno a comienzos de la década de 1940. El desarrollo urbanístico de la ciudad de Puerto Varas tuvo lugar especialmente a partir de 1900, tal como lo demuestran las construcciones más antiguas aún en pie ubicadas en tres sectores: San Ignacio, Estación y Costanera. El primero, que se extiende entre las calles Granado, San Francisco, Purísima, Verbo Divino, San Ignacio y Otto Bader, corresponde a la Zona Típica y en él se encuentran tres monumentos nacionales: la casa Gotschlich, la Yunge-Hitschfeld y la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, cuya construcción de volumetría compleja y escala imponente data de entre 1915 y 1919. Además, en este sitio se ubica una serie de inmuebles de valor histórico artístico, otros de valor monumental que destacan dentro del entorno, y otros de valor ambiental que colaboran a configurar un rico conjunto en compañía de algunas construcciones de mayor importancia, como la casa Muñoz que está justo en la esquina que enfrenta a la Gotschlich, en su mayoría representativas de las distintas tipologías de arquitectura. El sector de Estación, cuyo nombre hace alusión a su cercanía con la línea del tren, alberga cuatro monumentos nacionales: casa Jüpner-Klenner, casa Klenner-Kaschel, casa Maldonado y casa Kuschel-Kneer. Y el de la Costanera, justo a la orilla del lago, el Templo Luterano, cuya construcción de estilo Neogótico se estima entre 1923 y 1924, y la casa Raddatz que es sede hoy día de la galería de arte y centro cultural Bosque Nativo, ambos también monumentos nacionales. "Son todas construcciones levantadas con maderas nativas, como canelo, coigüe y tepa, con envigados con secciones importante, de 5x5 y de 7x5 pulgadas. Algunas revestidas en tejuelas de alerce, otras con entablados de maderas y algunos pocos ejemplos con planchas metálicas corrugadas siguiendo la influencia portuaria. Es interesante ver que no solo se dio un estilo rústico, de campo, sino que en estas construcciones se aprecia también la influencia de lo que estaba pasando en ciudades europeas, como lo demuestran algunas pinturas de cielo de marcado estilo Art Decó. Había una importación de la imagen pero que se construía con materiales propios de la zona", señalan los arquitectos Heike Höpfner y Pablo Moraga, quienes llegaron a Puerto Varas hace ocho años buscando nuevos horizontes y se han metido de lleno en el tema patrimonial.
Explican que desde entonces a la fecha ha habido un enorme avance en esta materia. "Entre 1992 y 2011 solo se protegió, pero no se hizo una normativa ni una planificación". Fueron ellos los que a pedido del Minvu realizaron un levantamiento crítico y un diagnóstico de las casas declaradas monumento nacional, lo que implicó entrar a cada una, hacer planos, dibujos de detalles e investigar su historia. Pero además desarrollaron un Plan Maestro para el mejoramiento de los barrios donde hay inmuebles de valor, en el que se proponían ciclovías, áreas verdes, señalética patrimonial, recorridos y edición de libros informativos. "La idea era involucrar a los vecinos en este trabajo de manera de volver a encantarlos con su barrio y sus casas, pero también desmitificar que tener un bien patrimonial no significa no poder intervenirlo o arreglarlo", comenta Heike. Finalizado ese trabajo, el Minvu lanzó un programa de mejoramiento de barrios patrimoniales y con esos recursos ya se está ejecutando una plaza en la Zona Típica propuesta en el Plan Maestro. "Además, se organizó la comunidad y se formó un concejo vecinal, lo que es muy bueno", dice Heike. Dentro de esta línea, estos arquitectos han ayudado a postular proyectos a Fondart, como fue el caso de la casa Gotschlich, que se adjudicó el dinero para mejorar su fachada, y el de la casa Klenner-Kaschel o ex casona alemana, a la cual se le acaba de raspar y pintar toda su fachada de planchas metálicas corrugadas, además de arreglar canaletas. "El problema es que estos fondos son de hasta diez millones, lo que para estos arreglos es muy poco. Restaurar o recuperar una de estas construcciones, que en su mayoría presentan problemas de humedad y podredumbre de vigas, termitas y hongos, cuesta por lo bajo 100 millones", advierte Heike. Uno de los ejemplos patrimoniales más críticos es el de la casa Maldonado, construida en el sector Estación en 1915, de estilo simple y con mirador y una de las pocas con galería, que se encuentra en un estado lamentable. "Hicimos una campaña para juntar el dinero para ponerle una cubierta metálica provisoria y así evitar que siguiera lloviéndose, que denominamos Salvemos Casa Maldonado. La idea era reunir cuatro millones, pero solo recaudamos 537 mil pesos con lo que logramos comprar las planchas para el techo", cuentan los arquitectos. Así y todo, a pesar de que han visto cómo una de las construcciones más emblemáticas de la ciudad, la casa Opitz, fue declarada monumento nacional y luego desafectada y otras de enorme valor como las Kaschel, Wiehoff y Kinzel que fueron desarmadas con autorización del Consejo de Monumentos con la condición de ser rearmadas dentro de un plazo que hace años venció, ellos ven el panorama de manera positiva. "Hace siete años el presupuesto del Fondart para la región en la línea de conservación y puesta en valor del patrimonio era de 7 millones, hoy día es de 55, con proyectos de hasta 10 millones. Eso es un avance". Por otro lado, se ven también casos emblemáticos de recuperación de viviendas realizadas por privados, como la casa Kuschel-Kneer donde hoy están las oficinas del parque Pumalín, la casa Kortman que Vicky Johnson recuperó y convirtió en hotel o la Yunge que hoy alberga al centro cultural Triciclo. Otro ejemplo es la recuperación por parte del MOP del histórico molino Machmar, que después de 30 años de abandono se convertirá en un centro de arte moderno. Dentro de esta línea, que muestra el interés de la autoridad por el tema patrimonial, Höpfner y Moraga están realizando para el Minvu la actualización del plano regulador de Puerto Varas con una norma especial para la Zona Típica. "Estamos definiendo cómo se debe construir allí, qué colores hay que usar, cómo debe ser la volumetría, la pendiente de las cubiertas, la disposición de ventanas. Por último, proponemos que estas casas se pinten de colores apastelados y con sus ornamentos en tonos más fuertes, tal como era en el pasado. Es bueno regular de modo que se construya en armonía con lo patrimonial", puntualizan.