El encanto de los brasileros por el cine chileno, se graficó de la manera más explícita durante la extensa conferencia de prensa sobre “Una mujer fantástica”, película que representada por la montajista Soledad Salfate. Instancia en que no sólo se conversó respecto al drama interpretado por Daniela Vega que aborda la discriminación hacia las personas transgéneros, sino además contó con la presencia de Jean Thomas Bernardini, distribuidor brasilero del filme y también de casi todo lo realizado por Pablo Larraín. En palabras de Bernardini, “el cine chileno es una apuesta interesantísima” para el circuito alternativo de salas que dirige en Río de Janeiro y Sao Paulo, denominado Reserva cultural.

La distancia siempre resulta la herramienta precisa para observar un panorama en su totalidad. Visión escasa en Chile para aproximarse al cine nacional y evidenciar la enorme influencia regional, y porque no, mundial que tiene en la actualidad.

Mientras en Chile, la lucha por acercar al público masivo a nuestro audiovisual parece, a ratos, una batalla sinfín, en el 27º Cine Ceará el pasado y presente del cine chileno es digno de un homenaje.  No sólo “Una mujer fantástica” de Sebastián Lelio abrió la competencia iberoamericana durante la noche inaugural del festival brasilero, el más importante en el norte del gigante latinoamericano, sino además hay una extensa muestra que revisa algunos de los hitos de nuestra cinematografía.

El encanto de los brasileros por el cine chileno, se graficó de la manera más explícita durante la extensa conferencia de prensa sobre “Una mujer fantástica”, película que representada por la montajista Soledad Salfate. Instancia en que no sólo se conversó respecto al drama interpretado por Daniela Vega que aborda la discriminación hacia las personas transgéneros, sino además contó con la presencia de Jean Thomas Bernardini, distribuidor brasilero del filme y también de casi todo lo realizado por Pablo Larraín. En palabras de Bernardini, “el cine chileno es una apuesta interesantísima” para el circuito alternativo de salas que dirige en Río de Janeiro y Sao Paulo, denominado Reserva cultural.

Maestros como Alejandro Jodorowsky son revisitados en la pantalla de la Casa Cultural de Fortaleza, con títulos como “Fando y lis”, “El topo”, “La Montaña sagrada”, “La Danza de la realidad” y  su más reciente largometraje “Poesía sin fin”, dan cuenta de una selección de obras que atraviesan casi toda la filmografía del director y sicomago. También una pequeña parte de la trayectoria de Raúl Ruiz, si se considera que fue autor de más de 100 filmes, se presenta al público cearense con “El tiempo recobrados”, “Tres vidas y una sola muerte” y “La recta provincia”, ocasión para que la cinefilia y prensa brasilera conozca un poco más del cineasta chileno más influyente de la historia.

Sin embargo, no sólo la tradición fílmica chilena -representada por los dos titanes mencionados- aparece como atractivo festivalero, sino también trabajos contemporáneos que revelan el inmejorable momento que experimenta el celuloide nacional. A nombres como Sebastián Lelio, que repite en Fortaleza con “Gloria”, y Pablo Larraín, de quien se exhibe “Tony Manero”, se suman las obras de interesantes documentalistas como Ignacio Agüero con “Como me da la gana II” y  Marcia Tambutti con su íntima y familiar visión que desacraliza la figura del líder de la UP en “Allende, mi abuelo Allende”.

Además de dichos títulos, se estrena “Los niños” de Maite Alberdi, trabajo que proyecta la vida de adultos con Síndrome de Down pero que son tratados como infantes, y que otorga a la muestra de cine chileno en Cine Ceará una inusitada frescura.

En esa misma senda pero desde la ficción, transitan las películas de Dominga Sotomayor, que se da a conocer en el festival con “De jueves a domingo” y “Mar”, cintas que completan el diverso y generoso panorama del cine chileno. A todos los largometrajes chilenos en Cine Ceará, se agrega el cortometraje “Adiós” realizado por este redactor. De esta manera, se puede comprobar que la muestra de cine chileno, elegida por Pablo Arellano, no sólo es panorámica y variada, sino además generosa.

Leopoldo Muñoz desde Fortaleza, Brasil

Fuente: El Mostrador