Estas mujeres maravillosas son conservadoras de una tradición textil, portadoras de saberes ancestrales y símbolo del arte popular que identifica a Villa Atamisqui, una localidad de la provincia de Santiago del Estero, en el noroeste de la Argentina. En este paraje, uno de los más antiguos del país, se destaca la tejeduría criolla “que fusiona elementos del acervo textil hispano y del indígena”, explica la historiadora y especialista textil Celestina Stramigioli.

Aquí las teleras pisan fuerte, su tejido es identidad y pertenencia. Saben que su tarea es muy importante. Son unas luchadoras que han logrado que se las valore y se las reconozca a través del oficio que han aprendido de sus abuelas y madres, y hacen lo propio con sus hijas y nietas porque quieren que este legado continúe. Trabajan diversas técnicas con notable destreza: la más antigua es el pallado, un tejido de faz de urdimbre; otra se llama indio, también faz de urdimbre; baetón o tejido de técnica de peine que es faz de trama; y la guarda atada o ikat.

Las teleras han decidido agruparse y trabajar unidas formando la Cooperativa de Trabajo Artesanal Teleras Atamisqueñas Limitada. Son 33 artesanas las que actualmente participan del proyecto. Han logrado construir su propio local de exposición y venta donde reúnen la producción de todas. Y entre todas se reparten las tareas que implica llevar adelante el negocio. Cuando se arriba a Villa Atamisqui, desde la plaza principal se divisa el local que está justo en frente.

Me reuní con las artesanas y me invitaron a visitar su tienda. Con mucha emoción y entusiasmo me mostraron la gran variedad de sus tejidos. Me encontré con ponchos, frazadas, fajas, alforjas, piezas para el apero del caballo y también indumentaria y calzado como parte de la innovación que están incluyendo y que consideran importante para ampliar sus posibilidades de venta. “Estamos bien organizadas y muy felices por nuestros logros”, dice Josefa Melián, presidente de la cooperativa.

Compartí un día con ellas, comimos unas empanadas en la casa de Gladys, una de las artesanas de la cooperativa, charlamos y hubo sobremesa. Orgullosa, me habló sobre una pieza que hizo su abuela y que atesora con mucho amor. Fue a buscarla y desplegó un impresionante baetón. Me explicó que esta maravillosa colcha de lana pura, múltiples colores y de complejísima labor, le demandó a su abuela unos seis meses de trabajo entre el hilado, teñido y tejido.

Más tarde fui a visitar la casa de doña Juana Gutiérrez. Al fondo se divisaba su telar, imponente por su tamaño y por el colorido de los hilos de la urdimbre… Con el correr de los días, esas hebras se transformarán en una manta a través de las manos de esta gran tejedora. Doña Juana y su hija me saludan, me hacen una seña para que pase. Camino por el suelo de tierra seca, bajo un cielo celeste, con apenas algunas nubes que aparecen como lunares pero que no mitigan el sol intenso del invierno santiagueño. Bordeo el lateral de un pequeño corral, escucho sonidos, me acerco y veo a la más chiquita de la familia jugando con una veintena de cabritas que la rodean y claman por su atención. Ella con sus manos inquitas las acaricia y abraza. Es la hora de la siesta en Santiago y doña Juana se instala en su telar. Me dice que aprovecha al máximo las horas de luz para tejer… Me pongo a su lado, la miro trabajar y la admiro.

Datos de contactos: Local de las Teleras Atamisqueñas: Av. 25 de Mayo y Av. San Martin - Villa Atamisqui, Santiago del Estero, Argentina. Tel (+54) (03845) 49407  Cel (+54) (0385) 155836452 E-Mail: telerasatamisqui@hotmail.com