El pueblo de La Tirana es reconocido por ser escenario de la festividad religiosa más grande del Norte Grande, que año a año, congrega a miles de fieles a rendir culto a la Virgen del Carmen, la “Chinita” como la llaman los nortinos. Sin embargo, la Fiesta de La Tirana no es el único rito religioso que caracteriza a esta localidad. En Semana Santa, la comunidad revive la muerte de Cristo, como probablemente se vivió hace miles de años.
Esta celebración popular, constituye una costumbre religiosa de la zona que rememora el pasaje bíblico del descendimiento de Jesús de su cruz para ser llevado a su sepultura. Este comienza a las 23:30 horas de Viernes Santo, momento en que se apagan las luces del pueblo y el Santuario de La Tirana, en penumbras, es el escenario de este rito fúnebre que comienza cuando los fieles desclavan a Cristo de la Cruz, y es bajado y colocado en una tarima adornada de flores, la cual es llevada en procesión.
Inspirados en la usanza hebrea, las personas se visten con ropas de la época para conmemorar la muerte de Jesús. Según la tradición, al cristo se lo perfuma y viste con ropajes, entre ellos se cambia el “unko”, faldón colonial que cubre las partes íntimas de la imagen, por otro de mejor confección. Luego, la imagen es llevada en procesión por más de 40 cargadores con hábito morado, quienes harán un recorrido por todo el pueblo, al son del “bombo” y la “caja”, los únicos instrumentos que acompaña este solemne rito.
“Al ser un pueblo que se reconoce como católico, se participa en todo momento en estas actividades. Y no sólo participa todo el pueblo de la localidad, sino que también este santuario congrega gente de todo el norte grande. Por tanto, así como en la fiesta de julio, en esta celebración de Semana Santa viene gente de Arica, de Antofagasta, Mejillones, María Elena, etc”, explica Juan Pablo Maturana, cargador de la imagen por más de 6 años.
Una celebración que cuenta con una belleza simbólica, que nos hace recordar el verdadero sentido de la Semana Santa. Actualmente son más de 2.000 personas que participan de esta tradición popular que mantiene viva la religiosidad del norte grande.