Cerca de Linares en la VII región, se encuentran los poblados de Rari y Panimávida, famosos por el tejido en crin de caballo. Esta artesanía, tradicional y antiquísima, se caracteriza por entramar y tejer hebras de crin de caballo, las que pueden ser de color natural o teñidas de diversos colores a partir de los crines de la cola del caballo blanco.

A través de esta técnica propiamente cestera (parecida al tejido en mimbre, solo que a otra escala), las mujeres de esta zona crean diversas piezas y en diversos tamaños: damas con sombrilla, brujas en sus escobas, mariposas, abanicos, flores como las calas y las camelias, distintos tipos de animales, marcadores de libros tipo huincha, y hoy en día, accesorios como aros y collares, los que forman parte del imaginario colectivo de este oficio.

Entre el río de Rari, el lechero que pasa con su carreta durante la semana, las mujeres y los crines, pasan los días (y no solo las horas) en esta parte del sur de nuestro país. Las mujeres, generación tras generación, aprenden el oficio del tejido en crin que se va dando en su gran mayoría, dentro del núcleo familia. Van desarrollando y creando nuevas piezas, experimentando y probando nuevos colores y combinaciones, y así, dan continuidad a este oficio tradicional... a este patrimonio vivo.

En las imágenes, la maestra artesana Nancy Cortínez Rebolledo, junto a sus hijas María Gladys y Natalia.