Por Francisca Jiménez

En Chiloé aún es posible encontrar tejidos que se hicieron hace más de un siglo pero que ya casi no se realizan. Se trata de textiles con una gran riqueza de técnicas y diseños que son bastante desconocidos. Esta antigua tradición estaba casi olvidada, pero gracias a varios proyectos se ha logrado rescatar este patrimonio.

Los tejidos han sido parte importante de la artesanía de Chiloé. Sin embargo, hay una tradición muy particular: las frazadas con diseños con flores hechos con brocado y pelo tejidas a telar. La agrónoma Trinidad Flaño, quien vive desde hace 17 años en el archipiélago, conoció estos textiles y decidió trabajar en su rescate.

“La primera vez que vi las frazadas fue después de haber vivido aproximadamente diez años en Chiloé, donde trabajaba en artesanía. Un día recibí un encargo para tratar de volver a hacer tejidos antiguos y fue ahí cuando la artesana Margarita Hernández me mostró una que tenía en su casa. Fue amor a primera vista. Lo que hice después de eso fue comenzar a preguntar en varios hogares de la localidad en Quinched, que es el lugar donde yo vivo, y cuando ya tenía un catastro de todas ellas postulé a un Fondart con el proyecto “Patrimonio dormido”. Y desde ese momento la idea fue comenzar a revitalizar esta técnica”, explica Trinidad.

Esta profesional cuenta que su pasión ha sido desde siempre el tema de los oficios. Si bien estudió agronomía, hizo su práctica en el Departamento de Artesanía de Diseño de la Universidad Católica para trabajar esta disciplina como una actividad rural no agrícola. Después de sus estudios se fue a vivir a Chiloé, desde donde ha trabajado y se ha especializado en el tema. Su trabajo consiste en impulsar este oficio y que artesanas vuelvan a realizarlo. Si bien no se dedica a su comercialización, sí lo promueve desde la investigación.

En 2017 realizó el proyecto Fondart “Frazadas con flores de Chiloé” junto a la Corporación Chiloé Textil, con el fin de poner en valor esta antigua tradición que, producto de la globalización, comenzó a decaer como oficio. Cuenta Trinidad que antes era muy común la existencia de ‘kelgwos’ o telares horizontales al interior de los hogares de la isla. Sus habitantes solían trabajar las materias primas que tenían al alcance de la mano –como la lana y la madera– para crear los utensilios necesarios para vivir. Mantas, frazadas, fajas, gorros y otros artículos eran realizados por las mujeres como parte de saberes ancestrales que eran transmitidos de generación en generación. Un oficio que hoy se está perdiendo y que, por eso mismo, es necesario volver a rescatar. chiloetextil.cl

Publicado en Revista MásDeco