- “Amor Subversivo. Epistolario Testimonial 1973- 2017” es el nombre del libro que reúne una colección de 85 cartas y mensajes que relatan las angustias e incertidumbres de víctimas de la dictadura militar. Se trata de misivas escritas en su mayoría en centros de detención o cárceles de la época, y que a pesar de las fuertes restricciones lograron llegar a sus destinatarios.
El último manuscrito de Víctor Jara en el Estadio Chile, la carta de Miguel Enríquez al cardenal Raúl Silva Henríquez, la carta de Carlos Berger a su madre, a sólo semanas de su fusilamiento en Calama por agentes de la Caravana de la Muerte, o la misiva escrita por la señora Aida Burgueño a su nuera y a sus hijos Jaime, Roberto, Andrés y José Miguel Márquez del grupo Illapu, luego que fueran impedidos de ingresar a Chile tras su segunda gira por Europa 1981, son parte de las cartas y mensajes que recopiló a lo largo del régimen militar la periodista y ex reportera de Radio Chilena, Myriam Carmen Pinto.
La profesional, titulada de la Universidad Católica del Norte (UCN), regresa a Antofagasta para presentar su libro, reeditado por ediciones Radio Universidad de Chile, en la octava versión de la Feria Internacional del Libro Zicosur FILZIC, encuentro artístico literario que este 2018 se extenderá entre el 25 de abril y el 6 de mayo en la Explanada del Ferrocarril de Antofagasta.
Para su autora este trabajo no sólo busca rescatar parte de la memoria reciente del país, como fue el hecho de vivir en dictadura, sino también adentrarse en los efectos de la problemática de violaciones a los derechos humanos en las víctimas y sus familiares; la dimensión de la violencia y la arbitrariedad, el dolor y miedo, la resistencia clandestina, la esperanza y cultura solidaria emergente.
Los antofagastinos
Entre estas misivas, la autora destaca dos correspondencias de antofagastinos. La primera (1981) la señora Aida Bugueño, madre de los hermanos Márquez del grupo Illapu, y la segunda que data de 1974 fue escrita en la cárcel por Rody Robotham, entonces Encargado de Comunicaciones de la Industria Inacesa; periodista titulado en la Universidad Católica del Norte (UCN), quién falleció víctima de un ataque cardiaco en enero de 2017.
La primera edición del libro data de 1988 ¿Por qué es importante entonces reeditarlo 30 años después?
Es una reedición ampliada y mejorada, esto significa que incluye nuevas cartas de la época y de reciente data que en su conjunto permiten reconstruir una parte de nuestra historia reciente y también a los esfuerzos por la verdad y la justicia, recuperar ideales y espíritu colectivo. Me parece importante porque este libro revela que hay pasados que no pasan o no quieren pasar, pese a los esfuerzos desplegados para su olvido.
Muchas de la correspondencia recopilada son cartas a familiares o amigos cercanos ¿Para qué publicarlas? ¿Qué buscas?
La correspondencia es un género literario o epistolar, cuya narrativa posibilita transmitir informaciones, pensamientos y sentimientos a modo de testimonio de primera fuente. No se trata de cartas comunes, cada una puede reconocerse como un trozo de historia, reconociendo que sus protagonistas, ya sea de la primera línea o anónimos y sus familiares, forman parte de las fuerzas colectivas que se mueven y persisten al interior de la sociedad chilena en los últimos 50 años; aquí están los protagonistas que se reorganizaron por la recuperación del tejido social y político, por el fin de la dictadura y el retorno de la ansiada democracia.
Nos comentabas que durante la dictadura fuiste reportera de Radio Chilena ¿Fue este rol determinante para la concreción del libro?
Cuando trabajaba en Radio Chilena cubría el sector de los Tribunales de Justicia, allí tomé contacto con familiares de las agrupaciones de víctimas de la represión, abogados de derechos humanos y dirigentes del movimiento de derechos humanos y por la democracia. Eran mis fuentes informativas y las cartas llegaban a mis manos para difundirlas y a los abogados para que las insertaran en los juicios que tramitaba. En los Tribunales vi llorar a muchas mujeres, incluso golpear sus cabezas a las murallas de la justicia. Me conmovió, nunca lo he olvidado. Vivimos una larga noche oscura, por entonces una noticia de una detención podía significar un pasaporte de vida.
Entre las 85 cartas que considera este trabajo de investigación, encontramos una carta escrita por la señora Aida Bugueño, madre de los hermanos Márquez ¿cuál fue el contexto de este mensaje? ¿Cómo llega a tus manos?
Consideré muy injusta la medida de expulsarlos del país rumbo al exilio en 1981, los acusaron de haber desprestigiado al régimen en el extranjero. Cinco años después, estaba en plena investigación cuando en una oportunidad me encontré con Cristina Peréz, vieja amiga de Antofagasta, radicada en Santiago y Cristián Márquez, uno de los hermanos menores del Illapú, quién aún no ingresaba al grupo, ahora es uno de ellos. Hablando de mi trabajo él propuso incluir una carta de su madre y él se encargó de la gestión hasta hacerla llegar a mis manos. A todos ellos los conocí en mis tiempos de juventud antofagastina, éramos amigos y vecinos en la calle Copiapó. Conocí a la familia completa y siempre admiré a la señora Aída (Q.E.P.D). Muchas veces la escuché decir que quería que fueran músicos y no mineros.
¿Qué te ha dicho la familia Márquez Bugueño tras su publicación? ¿Ya saben qué vienes a Antofagasta a relanzar el libro en FILZIC?
Cuando se lanzó la primera edición Cristián había partido a reunirse con sus hermanos que residían en Francia. La señora Aída también se había ido de Chile, ya no quedaba ninguno de la familia en Santiago. Eran tiempos muy difíciles. Ahora con esta reedición, en septiembre de 2017 tomé contacto con Alicia Márquez, la hermana mayor que reside en Antofagasta. Ella se encargó de informarles de esta nueva edición. Por cierto se alegró mucho cuando le conté que la carta de su madre nuevamente formaba parte de la colección. Recuerdo que me dijo que guarda como tesoro la correspondencia que entabló su madre con sus hermanos en el exilio. Mis amigas de la calle Copiapó ya están al tanto de mi participación en FILZIC, ya me han dado la bienvenida, será por cierto un reencuentro muy emotivo, ellas también querían mucho a la señora Aída.
Otra carta que recopilaste, su autor es el periodista antofagastino Rody Robotham, quien estaba detenido en la cárcel de Antofagasta ¿Cómo esa carta, con la censura imperante, logró llegar al extranjero?
Una fotocopia de esta carta llegó a mis manos en 1980 de parte de un abogado de derechos humanos. Rody Robotham, por entonces estaba en el exilio, residía en Canadá. A sugerencia de un abogado su carta publicada en el libro de la primera edición no menciona su nombre, estábamos aún en dictadura. En esta nueva versión, obviamente se atribuye la autoría y también la historia de la carta que fue sacada de la cárcel escondida en el pañal de uno de sus hijos y de cómo esta ayudó a muchos prisioneros a reunir la documentación que se requería para acogerse a la posibilidad de conmutar penas de cárcel por extrañamiento. No sé detalles de cómo llego a su destino en el extranjero, pero sí puedo decir que la correspondencia de los prisioneros políticos lograba salir del país oculta en libros, maletines y o cajas y botellas de remedios.
¿Cómo esperas que los antofagastinos acojan tu libro en FILZIC?
En Antofagasta, reconozco un movimiento por la memoria muy activo y persistente. Este se expresa a través de agrupaciones, colectivos de ex alumnos de planteles universitarios. Por mi parte integro el Centro de ex Alumnos de la Universidad Católica del Norte y hemos realizado homenajes a la memoria de nuestros compañeros caídos. Este libro no es ajeno a dicho objetivo regional. Además de las cartas mencionadas incluye cartas que fueron escritas en el campamento de prisioneros de la Oficina de Chacabuco, declarada actualmente Monumento Nacional y Sitio de Memoria, durante los primeros años de la dictadura funcionó aquí un campamento de concentración. Este libro constituye una suerte de memoria del amor y un lugar de memoria para cada una de las cartas y sus respectivas historias así como la de sus protagonistas, aquellos que fueron prisioneros por pensar y preocuparse de los más postergados, por adherir al gobierno del presidente Salvador Allende y su lucha por un Chile más justo e igualitario.
Finalmente ¿Por qué lo titulaste Amor Subversivo?
Amor porque las cartas llevan la impronta de aquellos amores que todo lo puede, soporta y espera, y subversivo porque se trata de una correspondencia cuyos protagonistas eran acusados de subversivos tan sólo por pensar distinto al régimen militar y porque las cartas en sí transgredían el orden establecido para llegar a su destino.
Fuente: FILZIC 2018