En el último año ha llegado a librerías una oleada de novelas para adolescentes locales y algunas incluso entran al ranking de los libros más vendidos, como "Rompiendo tus reglas", de Violeta Boyd. Pero algunos editores dudan: "Es muy difícil encontrar textos juveniles buenos", dice Ángeles Quinteros, de Planeta.

Roberto Careaga C.

Estaba aburrida. Una amiga le contó que existía Wattpad, una plataforma online para escribir libros que cualquiera podía leer y decidió entrar. No olvida el día: fue el 27 de octubre de 2014 que Valentina Boyd empezó a escribir. Era la historia de un colegio, la de un romance imposible entre el más popular e insoportable de todos los alumnos y una niña que lo único que pretende es ser la más destacada del curso. Tituló el relato "Rompiendo tus reglas", y después de los primeros capítulos aparecieron los lectores: 100 mil en las primeras semanas hasta que, en un par de meses, cuando la novela estaba terminada, eran un millón. "Desde los 8 millones la cosa se puso más fuerte: diariamente 100 mil lectores leían un capítulo", recuerda Valentina. Luego apareció editorial Planeta y lo que partió como un pasatiempo para enfrentar el tedio se transformó en un súper ventas.

Después de acumular más de 40 millones de lecturas en Wattpad, a fines de junio la novela de Valentina Boyd (Coquimbo, 1995) fue publicada por Planeta, y una vez en papel también arrasó: según el ranking de libros más vendidos de Revista de Libros, "Rompiendo tus reglas" fue el segundo libro chileno más comprado del mes de junio, solo sobrepasado por "Más allá del invierno", de Isabel Allende. "Yo no esperaba que tuviera tanto éxito en Chile, porque tengo más lectores en México o en Argentina", dice Boyd, que por estos días aspira a convertirse en lo más parecido a un fenómeno de la literatura juvenil chilena. Es una zona desconocida: mientras la narrativa infantil tiene una tradición en Chile, la enfocada a adolescentes tiene pocos escritores locales y recién ahora está despertando.

Pareciera tratarse de una reacción ante una oleada de libros extranjeros que han retratado los paisajes actuales de los quinceañeros y se han apoderado de las listas de los más vendidos sin más promoción que el boca a boca o el "me gusta" en Facebook. Ahí están "Bajo la misma estrella", de John Green; "Eleneor & Park", de Rainbow Rowell, y "El chico de las estrellas", de Chris Pueyo, entre otros best sellers que han actualizado el melodrama adolescente. Ahora las editoriales locales están subiéndose al fenómeno: antes de "Rompiendo tus reglas", editorial Planeta lanzó "Mi vida es un desastre", de Lily del Pilar, y también "Antes de volver a caer", de Camila Valenzuela, mientras que Penguin Random House ha publicado en los últimos meses "Ahora puedes verme", de Ignacio Rebolledo; "Hashtag", de Ignacio Valenzuela, y "Fugitiva", de Carmen Gloria López.

Unos más otros menos, todos esos libros están hablándoles a adolescentes de hoy, explorando sus dilemas existenciales y románticos. Esa, sin embargo, no es la gran novedad, según el escritor infantil Esteban Cabezas. "El gran cambio que ha ocurrido es que se están publicando estos libros juveniles directo a librerías y no pensados como lectura complementaria escolar", dice quien hasta hace algunos meses fuera editor en Planeta. "Frente a la necesidad, las editoriales se han abierto a publicar ese tipo de libros. Las editoriales los están buscando. Tal vez hace unos años no habrían publicado "Hashtag" o "La espera" (de Camila Valenzuela y Claudia Andrade), porque el mercado que había para infantil y juvenil eran los colegios. Es un nicho nuevo", agrega Cabezas.

Las editoriales buscan, pero encontrar no ha sido sencillo. "En Chile, el género funciona muy bien a nivel comercial. Se vende mucho, pero hay una tremenda dificultad para encontrar autores locales. Autores chilenos hay pocos. No escriben literatura juvenil", asegura Sergio Tanhnuz, director editorial del sello especializado en infantil y juvenil SM. Y la editora del área de Planeta, Ángeles Quinteros, complementa: "Es muy difícil encontrar textos juveniles buenos, de autores que den con el tono acertado. Se cuentan con los dedos de una mano. Hay mucho autor infantil bueno, mucho ilustrador bueno, pero en lo juvenil creo que estamos súper al debe".

Literatura invisible

Ariel tiene 18 años, está entrando a la universidad a estudiar Periodismo y sus panoramas se limitan a ver series de superhéroes en Netflix. Pero el nuevo año trae cosas inesperadas: inicia una relación con Sebastián, un actor famoso que cuida celosamente su privacidad. Así parte la novela "Ahora puedes verme", que Ignacio Rebolledo, de 21 años, publicó en 2016 con editorial Alfaguara. Historia de amor y aprendizaje juvenil, incluye el muy en boga tema de las relaciones gay. "Pero yo no quiero entregarle un mensaje a nadie, sino contar una historia y tomé los elementos que estaban más cerca de mi experiencia para narrarla lo mejor posible", dice Rebolledo, que es algo más que un autor en la narrativa juvenil chilena.

Primero, Rebolledo le habló a la pantalla. En 2013 creó el canal de YouTube "Inmortales" y se convirtió en uno de los primeros booktubers locales: comentaba libros como las sagas "Los juegos del hambre" o "Divergente", y "Bajo la misma estrella". Hoy, además de ser escritor, es editor juvenil en Planeta; fue él quien estuvo tras la publicación de "Rompiendo tus reglas", de Boyd. Él es uno de los optimistas del género: "La literatura juvenil está siendo mucho más potente y está abarcando mucho más temas. Se está publicando mucho más. Y me parece que ha sido muy relevante internet, porque sin ella muchos de estos nuevos autores no estarían publicando", dice.

Justamente ahí está el circuito de la literatura juvenil: sin promoción tradicional y con poca aparición en prensa, por los ecos en redes sociales Rebolledo abarrotó el lanzamiento de "Ahora puedes verme" en la Feria Internacional del Libro de Santiago de 2016. Y es así, también, que autores españoles como Chris Pueyo o Blue Jeans revolucionaron la feria cuando vinieron a Chile. Si bien para Rebolledo ahí hay una fortaleza, también hay una debilidad: "Siempre la literatura juvenil es mirada como una subliteratura. Si alguien escribe infantil o juvenil, es alguien que no tiene una calidad estética. De hecho, no se hace crítica de este género", dice. Y agrega: "Paulina Flores o Arelis Uribe, por ejemplo, también podrían ser literatura juvenil, pero sus libros no se venden así. Venderlos como literatura juvenil sería invisibilizarlos, no tendrían la prensa que tiene ahora".

La categoría es escurridiza. ¿Es literatura juvenil "El guardián entre el centeno", de J.D. Salinger? ¿"Demian", de Herman Hesse? El año pasado la Fundación IBBY le dio una mención especial en categoría juvenil a "Manual para robar en el supermercado", de Daniel Hidalgo (ganó "La tierra hundida", de Patricia Trufello), una novela protagonizada por universitarios que a editorial Hueders no se le ocurrió publicar advirtiendo que estaba destinada a adolescentes. Y, claro, ha tenido más repercusión crítica que el otro título que también se llevó una mención, "Antes de volver a caer", de Camila Valenzuela, que en su portada dice que se trata de literatura juvenil. "Todo puede ser leído por jóvenes", dice Sergio Tanhnuz, de SM. "Yo la definiría como una literatura que desde el comienzo, autoral y editorialmente, está pensada con el foco específico de estar destinada al lector adolescente, sin perjuicio de que también pueda ser leída por adultos", agrega.

"El centro de la narración debe estar en los adolescentes y los conflictos que viven, porque en ese momento se está lleno de dudas: uno no solo se convierte en adulto, sino que adopta una identidad", dice Ignacio Rebolledo. De eso se trata "Antes de volver a caer", de Valenzuela: una escolar de clase alta, depresiva, que un verano inicia una amistad muy especial con una adolescente de Valparaíso, mientras se entera de los conflictos políticos que han marcado a su familia. Y Camila, la protagonista de "Fugitiva", de Carmen Gloria López, cuenta la búsqueda de su padre, que no sabe siquiera que ella existe; mientras que en "Hashtag", Ignacio Valenzuela narra el encuentro de dos adolescentes que, aunque parecen ser completamente opuestos, se hacen amigos y en su diferencia vislumbran quienes son.

Pero lo que manda es el romance: la novela en el ranking de los más vendidos es "Rompiendo tus reglas", en la que Violeta Boyd cuenta cómo Michelle consigue superar las reglas que han impuesto en el colegio el intragable Chase y sus amigos: No tocarlos, no mirarlos, no hablarles. "A mí me gusta que las historias lleven romances", dice Boyd, y eso abunda en la decena de novelas y relatos que ha escrito en Wattpad y que suman miles y miles de lectores.

Sagas fantásticas

Hace cuatro años, el editor de SM, Sergio Tanhnuz, fue uno de los primeros en saltarse los planes escolares con un libro de Camila Valenzuela: "El legado", la primera parte de la trilogía fantástica "Zahorí", dirigida a librerías y buscando un lugar entre los seguidores de J. K. Rowling o J. R. R. Tolkien. Publicadas ya las tres partes de la saga, el primer tomo lleva cuatro ediciones y el segundo, dos. "Pero es una excepción lo que hizo Camila Valenzuela", dice Tanhnuz. "En general, llegan muchas novelas fantásticas escritas por cabros que están saliendo del colegio, que han leído muchas de esas sagas. Pero les falta oficio. Y si publicas un libro chileno, con todo lo que viene del mundo anglo, debe ser realmente bueno", añade el editor.

En el terreno fantástico, Valenzuela no está sola: el sello Montena, de Penguin Random House, ya lleva dos volúmenes de la saga "Las cenizas del juramento", de Joseph Michael Brennan, mientras que Planeta, a través de Minotauro, lanzó "Las crónicas de Équilas", de Alejandro S. D'Alessandri y, en un registro más infantil, ha publicado dos libros de Francisco Ortega sobre Max Urdemales, un adolescente que opera como abogado de seres sobrenaturales. Para el próximo año, SM planea una novela fantástica escrita por Cristián Radic, hijo del arquitecto Smiljan Radic.

Fuente: El Mercurio