Por Francisca Jiménez
A mediados de enero, un diverso grupo de maestros y profesionales de diferentes disciplinas se reunió en La Universidad Adolfo Ibáñez, en los faldeos precordilleranos de Santiago con un interés común: realizar un workshop de Pre-Textos con Sergio Araya de la UAI y Doris Sommer de la Universidad de Harvard.
Brevemente, Doris nos habló de un trabajo horizontal basado en prácticas populares y facilitó las primeras actividades que hicimos: un calentamiento que fue un trabajo corporal, un nudo humano, que debía ser desenredado. Esto nos sirvió para “romper el hielo”, ya que muchos de nosotros no nos conocíamos. De ahí en adelante, hicimos libros de cartón, escuchamos leer en voz alta, formulamos preguntas al texto, y la dinámica grupal fluyó para sorprendernos, día tras día, del trabajo que podíamos lograr en torno a un texto.
El elegido fue “Todo el verano en un día” de Ray Bradbury. Es un relato de ciencia ficción al cual nos enfrentamos de diferentes maneras: desde las artes plásticas, la actuación, la biología, la comida, el diseño con cortes de láser, la electrónica, la pedagogía, el periodismo y desde “las ramas”. Esto último es especialmente relevante ya que se refiere a cómo se acerca un texto al lector al desentrañarlo desde diferentes ángulos. 
Las ramas, justamente, sirven para esta tarea. Una de las primeras recomendaciones de Doris fue que cada mañana trajéramos algún documento relacionado directa o indirectamente con el relato para ir desmenuzándolo. Así fue como llegó un sinfín de recortes de prensa o impresos de Internet: desde un nuevo descubrimiento sobre la geografía del planeta Venus hasta un artículo sobre el poder femenino.
A medida que iban llegando, estos papeles fueron colgados en una pita. Esto, según Doris, nos remitía a un tipo de literatura (la literatura de cordel) que fue muy popular en varios países de Europa y luego de Latinoamérica, durante el siglo XIX y comienzos del XX.
Esto nos sirvió para poder leer los textos y ahondar desde la perspectiva de nuestros compañeros en la comprensión del relato. Las ramas, son sin duda, un excelente “pretexto” para ahondar en un relato. Algo que nos servirá para trabajar de ahora en adelante con nuestros propios alumnos y desde las más variadas disciplinas, ya que tenemos la certeza de que sí se puede hacer. Un trabajo en equipo que retomaremos en marzo. Y gracias a la participación de Robert Pardo, Director de Perfeccionamiento Docente para la UAI, se proyectan futuros talleres de capacitación para profesores.
Después de cinco días juntos en los faldeos de la precordillera de Santiago, nos acercamos, nos concomimos y nos unimos en torno a un texto que jamás olvidaremos. Todo gracias a los Pre-Textos.
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