En las celebraciones por los seis años de vida del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, conversamos con Máximo Pincheira, artista visual y museógrafo de esta institución, quien realizó un balance del museo hasta hoy, destacando la importancia del rescate a la memoria como herramienta patrimonial, así como también, como medio reparatorio para con las víctimas. 

-¿Cómo evalúa la trayectoria del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos luego de estos seis años de vida?

Creo que la mejor forma de responder a esta pregunta, es por medio de la columna que escribió nuestro Director Ricardo Brodsky, el pasado 9 de enero para Radio Cooperativa:

"Al cumplirse 6 años de existencia del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos podemos destacar diversos logros. La colección del museo se compone de más de doscientos mil documentos y objetos, entre los que se encuentra importante material fílmico y fotográfico, proveniente tanto de instituciones chilenas y extranjeras como de personas naturales. Más de 2 millones de personas lo han visitado presencialmente y se han contactado con el museo por redes sociales; siendo uno de los museos con más visitantes en el país y con una fuerte penetración en los jóvenes, el 80% de su audiencia es menor de 30 años.

La programación cultural del museo se nutre de destacadas exposiciones de artes visuales y ciclos de artes escénicas, sumado a una importante línea de publicaciones compuesta por varias colecciones que abordan temas de investigación, memoria, arte y derechos humanos.

Exposiciones en regiones y en el extranjero son parte del quehacer del museo conjuntamente con su participación en redes nacionales e internacionales de archivos y sitios de conciencia. Todo ello, se ha logrado sobre la base de un trabajo intenso de un equipo de profesionales y técnicos comprometidos con el proyecto. No obstante, estos éxitos imponen la necesidad de asumir nuevos desafíos a la institución, los que ya no tienen tanto que ver con su proceso de instalación y conquista de audiencias, sino con su consolidación.

Naturalmente, se trata de una transición en que los principales desafíos serán fortalecer su proyecto educativo, reforzar su carácter de Archivo con la más completa, atingente y accesible colección sobre las violaciones a los Derechos Humanos en el período 1973-1990, promover la investigación y el debate en torno a los temas de Memoria y Derechos Humanos, y proyectar su influencia nacional y regional.

Lo anterior no quiere decir que deba descuidarse las exposiciones temporales e itinerantes, o las tareas de extensión y la invitación a artistas visuales a exponer y trabajar en torno a los temas del museo, ya que con ello el museo permite problematizar y actualizar con diferentes miradas y lenguajes el discurso del guión curatorial, expresado en la exposición permanente, así como presentar aproximaciones a temas que no están necesariamente incluidos en ella, o lo están de manera sólo referencial.

Será también un desafío del próximo período, relacionar más explícitamente los temas de la memoria de las violaciones a los Derechos Humanos en dictadura con los problemas actuales de la sociedad chilena.  El ejercicio de recordar e interpretar esta experiencia dolorosa tiene sentido para que ésta no sea nunca aceptable, para no naturalizar la violencia, para seguir sorprendiéndonos frente a la crueldad.

Por eso no olvidar no es sólo un compromiso con los que cayeron ayer, es sobre todo un compromiso con quienes sufren hoy, con quienes son discriminados, con quienes buscan un nuevo destino entre nosotros, con quienes reclaman respeto a su identidad, con las mujeres y niños víctimas de la violencia y la explotación sexual.

No olvidar es estar atento frente a la brutalidad y ante cualquier atentado a la dignidad humana." (Lee la columna original aquí)

-¿Cuál es el balance que usted realiza con respecto a la acogida de las exposiciones temporales por parte de las audiencias?

Las audiencias han recibido con gran entusiasmo las exposiciones temporales, ya que son instancias en las cuales se pueden indagar temáticas que no siempre están presentes en la muestra permanente, y de ese modo se amplía el espectro de posibilidades del museo, lo cual lo transforma en un espacio mucho más dinámico e interesante.  Por ejemplo, en la muestra Expolio, profesores de Educación Media utilizaron esta muestra en el marco de un taller sobre Patrimonio Cultural.  El foco del taller fue la importancia del patrimonio como eje de la identidad de las culturas, y el pacto de la destrucción de éste en contextos de conflicto armado.  La muestra dio el punta pie inicial para reflexionar sobre este tema y para indagar, también, sobre el expolio y destrucción de cientos de obras de artistas nacionales por parte de la dictadura militar.

-¿Qué motivó al museo a escoger a Pedro Lemebel y su obra para celebrar este aniversario?

Esta muestra está motivada, por una parte, por la necesidad de valorar una de las facetas menos conocida de Pedro Lemebel, nos referimos a su obra como artista visual, que desarrolló fuera de las Yeguas del Apocalipsis. Esto se hace dándole un lugar de mucha importancia, justo a un año de su muerte, enmarcándolo en el sexto aniversario del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.

Por otra parte, para el Museo es muy importante restablecer una deuda que se tenía con el mundo gay, es decir la persecución que sufrió este grupo de personas en la dictadura y que nunca ha sido visibilizada. De esta manera, con esta muestra se logra hacer el nexo perfecto entre Arte, Política y Género.

La muestra presenta dos videos inéditos realizados por Pedro Lemebel en el 2014; uno de ellos editado por él mismo, corresponde a la acción Desnudo bajando la escalera, realizada en febrero de 2014 en el Museo de Arte Contemporáneo. El segundo vídeo corresponde a la performance Abecedario, donde en la pasarela peatonal sobre la autopista, frente al cementerio metropolitano, Lemebel dibuja las letras del abecedario.

Estas performances registradas en fotografía y vídeo fueron preparadas por Lemebel para formar parte de su única muestra individual como artista visual, que el mismo había titulado como ARDER.

-En contexto de la exposición Expolio ¿De qué modo esta muestra nos permite reflexionar acerca del valor identitario del arte y los efectos que causa su desaparición?

La muestra Expolio intenta representar el impacto del robo y el saqueo del arte a lo largo de nuestra Historia, y conectarla también con lo que sucede hoy en día con la destrucción del Patrimonio Mundial de la Humanidad en Siria por parte de Estado Islámico.  El Arte, el Patrimonio y los Bienes Culturales siempre han estado conectados con la identidad de los pueblos, lo que quiere decir que el daño al patrimonio de un determinado pueblo produce un menoscabo en su identidad, en su cultura, y en su sentido de pertenencia.  A lo largo de la historia, el saqueo, robo y destrucción de obras de arte y bienes culturales en contextos de conflictos armados, guerras civiles o invasiones nunca ha sido un simple daño ‘colateral’, sino que generalmente se presenta como una acción sistemática y organizada de destrucción de la identidad del ‘otro’, para de esa manera eliminar esa cultura o poder dominarla de manera más fácil.  El régimen Nazi perpetró el saqueo de obras de arte más grande de la historia, con más de 600.000 obras robadas y destruidas, muchas de las cuales se encuentran desaparecidas hasta el día de hoy.  Las familias – en su mayoría judíos – a quienes se les robaron estas obras todavía reclaman la devolución de éstas, pero sin duda seguirá siendo un tema engorroso y difícil mientras los Estados sigan poniendo dificultades a la restitución del Patrimonio.  Hay que recordar que muchas de estas obras terminaron en colecciones privadas o en museos, por lo cual es muy difícil rastrearlas y recuperarlas.  Por otra parte, nuestro presente histórico evidencia uno de los episodios más negros en la Historia de nuestro Patrimonio Mundial: en Siria, las ciudades que vieron nacer las civilizaciones más antiguas están siendo destruidas a diario, y miles de monumentos y sitios patrimoniales son saqueados y destruidos a destajo.  Cabe recordar que hoy en día el Estado Islámico se sustenta económicamente a partir de la venta ilegal de antigüedades.

-Finalmente, ¿por qué debemos visitar el museo HOY?

El museo no habla sólo de nuestro pasado, sino también del presente y del futuro.  Su invitación es a conocer los hechos ocurridos durante la dictadura militar en Chile, para que eso ‘nunca más’ vuelva suceder en las próximas generaciones.  Por lo tanto, el museo hace una invitación a reflexionar sobre el pasado, a repensar nuestra realidad, a mirar con ojos críticos el actuar de nuestra sociedad en el presente.  Visitar al Museo es ejercer un derecho que tenemos todos, que es el derecho a la verdad sobre las violaciones a los Derechos Humanos en dictadura y, también, es activar el derecho de las víctimas a ser reconocidas y reparadas simbólicamente. Así, el Museo ofrece a los visitantes un espacio de introspección, reflexión e intercambio de experiencias y testimonios, como también un espacio donde las víctimas son acogidas y dignificadas.  Este es un espacio, entonces, donde todos podemos participar para formar los cimientos de una sociedad más consciente con el otro y con los valores de la democracia.

Otro motivo por el cual es importante visitar el museo tiene relación con la contingencia y actualidad del tema de la dictadura y la violación a los DDHH.  Todos los días surgen nuevos testimonios, nuevas perspectivas, nuevos debates y también se actualizan viejos conflictos en torno al período de la dictadura militar.  El museo se encuentra en el centro de todo este movimiento en torno a la Historia reciente de Chile y, en ese sentido, constituye un espacio privilegiado para aprender, reflexionar, indagar y profundizar en esta materia.  El Museo no sólo cuenta con una exposición permanente, sino también con exposiciones temporales, con un Centro de Documentación y de Documentación Audiovisual, con programas en torno al uso de las colecciones, archivos orales, etc., que hacen de este lugar un espacio privilegiado para insertarse de manera reflexiva en esta temática.