En el silencio del monte se oye latir al bombo, es un anuncio, un mensaje de que algo está ocurriendo... Este instrumento musical tuvo su origen, en realidad, como medio de comunicación puesto que en el campo su sonido se escuchaba a leguas de distancia. “Hoy, la mayoría de los sonidos se cortan a causa de los celulares. El cruce de ondas sonoras anula el sonido ambiente”, explica Froilán "El Indio" González, un experto constructor de bombos legüeros, originarios de Santiago del Estero, en la región noroeste de Argentina.

Froilán aprendió de niño, jugando, junto a su padre y a su hermano. “Con el tiempo fui encontrando el néctar de este oficio”,  asegura el maestro, que lleva más de cinco décadas dedicándose a la construcción y la afinación del bombo, un elemento ancestral y auténtico de la cultura de su provincia.

El bombo se hace todo a mano con materiales autóctonos del monte santiagueño. Su construcción demanda entre 15 a 20 días. La caja de resonancia está hecha con el tronco del ceibo. “Es un árbol tropical que no sirve ni para leña ni para mueble”, explica El Indio.  De cada árbol lo mínimo que se puede sacar son seis bombos sino no se tala el árbol, “tampoco se elige cualquier árbol -aclara- tiene que tener más de 25 años, y nunca se tala muy a abajo porque vuelve a reproducirse”.

El artesano describe el proceso: “Ahuecamos el tronco con gubias, lo secamos con calorías al sol. Luego cepillamos, afinamos el cilindro por dentro, nivelamos las bocas. Después hacemos los aros de quebracho blanco, de acuerdo al tamaño del bombo se realiza la distribución de los ojales para una buena afinación del instrumento. Utilizamos cuero de cabra u oveja de animal adulto”. Cuando le pregunto por su vida útil señala que la clave está en el uso, “el bombo tiene mucha vida mientras lo uses, si lo paras no sirve porque se resecan los parches”. A lo que agrega: “Hago bombos para toda la vida”.

La Marcha de los Bombos

La Marcha de los Bombos empezó en el año 2003, en el marco de las celebraciones por el  aniversario 450 de la ciudad de Santiago del Estero. Por aquel entonces, el Gobierno provincial solicitó a los ciudadanos que presentaran proyectos centrados en la cultura local. Y la propuesta de Froilán, de hacer una Marcha de los Bombos, fue elegida.

La primera vez reunió 670 bombos. Al segundo año superaron los 2000, y así sucesivamente fue su crecimiento. En la edición 2014  hubo más de 6000 bombos. La marcha de 2015 se realizó el pasado 18 de julio con la participación de delegaciones de otros países como Brasil, Bolivia y México, entre otras.  Recuerdo que los días previos a ese evento, yo estaba en el Aeropuerto de la Ciudad de Buenos Aires por viajar a la Fiesta del Poncho en San Fernando del Valle de Catamarca, y mientras esperaba para embarcar vi varias personas circulando por el lugar con su bombo a cuestas. Me encuentro con una comprovinciana y la saludo, me dice: “Qué felicidad, me estoy yendo a Santiago, a la Marcha de los Bombos”.

Esta expresión cultural que fue creciendo en la provincia y cobrando cada vez mayor difusión, también se replicó en otras ciudades. Por ejemplo, por segundo año se organizó en la localidad de  Sunchales, Santa Fe. Y por primera vez tuvo lugar en la provincia de Tucumán, convocada por los residentes santiagueños. Asimismo, esta propuesta va generando otras similares que apuntan a resaltar las identidades regionales. "En base a este proyecto se armó La caminata de las Quenas en Jujuy", afirma El Indio.

El día previo a la Marcha de los Bombos la gente se junta a hacer la vigilia en el emblemático "Patio del Indio Froilán". Y desde allí parte la marcha. Se trata de un gran patio que reúne todos los domingos del año a locales y a visitantes para disfrutar espectáculos de tango, folclore, chamamé y paso doble. “Y si viene gente de otro país hace folclore de su lugar”, dice El Indio. También se degustan comidas típicas y se exponen y venden artesanías. Toda una fiesta popular.