Margot Loyola fue, junto a Violeta Parra, una de las más grandes folcloristas que han existido en nuestro país. Fue ella, su comadre, quien le dio el apodo de “la más chilena…”. Además de amigas, la recién fallecida cantora fue madrina de Rosita Clara, una de las hijas de Violeta, quien murió durante un viaje de la conocida artista de la familia Parra a Europa. Sobre este triste episodio y su amistad con Violeta, Margot contó en una entrevista al investigador Agustín Ruiz Zamora: “…Mucho en lo humano, porque al igual que yo, era una mujer llena de dudas y angustias. ¡Nos unieron cosas tan dolorosas!”. Margot nació en Linares, Región del Maule, una zona conocida por su folclor y sus ricas costumbres, el 15 de septiembre de 1918. Hija del comerciante y bombero Recaredo Loyola y Ana María Palacios, fue desde pequeña incentivada a estudiar diversas expresiones culturales, sobre todo la música y el folclor. Tocó piano y guitarra, y gracias a la actitud inquieta y aventurera de su padre pudo conocer, desde muy pequeña, muchos pueblos y localidades del Maule. De los cuatro hermanos, dos mujeres y dos hombres, ella y Estela se dedicaron a la música. En la década de los treinta, ambas comenzaron a ensayar juntas en la botica de su madre, en Curacaví, quien les enseñó a cantar a dos voces y a tocar varios instrumentos. Cuando vivió en la calle Cumming, las hermanas ya eran conocidas por interpretar canciones tradicionales tales como “Peritas de agua”, “Yo vengo del Colliguay” y “Diablito de Talamí”, y otras famosas de aquella época como “La bella condesita” y “Fumando espero”. Aunque su hermana la acompañó unos años en torno al trabajo musical, fue Margot quien finalmente continuó el recorrido sola. En 1935 dejó la Escuela Normal y se dedicó de lleno al folclor. Entró a estudiar en el Conservatorio Nacional de Música y fue alumna de la cantante lírica Blanca Hauser. Un tiempo después ya comenzó a conocer localidades cercanas a Santiago para recopilar música tradicional. Estos viajes fueron el puntapié inicial para recorrer Chile en búsqueda de nuevas inspiraciones musicales. Al igual que grandes folcloristas de la época tales como Oreste Plath, Margot realizó un trascendente trabajo de investigación en el tema del patrimonio inmaterial. Algo que no dejó de hacer hasta su muerte. En 2014, a sus 95 años, ganó un proyecto Fondart para estudiar los bailes tradicionales y populares de Chile junto a su marido, Osvaldo Cádiz. Un ejemplo de pasión por la música, el folclor y las raíces.[/dropcap]