Nunca está de más releer nuestros mitos y leyendas, sobre todo ahora que para muchos ya empezaron las vacaciones y hay tiempo de ocio para retomar lecturas que estaban pendientes o decidirse por otras nuevas. El recién reeditado “Mitos de Chile. Enciclopedia de seres, apariciones y encantos”, de la antropóloga Sonia Montecino Aguirre, es una publicación muy recomendada para un amplio público: desde interesados en los mitos, profesores, escolares, estudiantes a curiosos.
Según explica Montecino, “el público en general encontrará en ella un caudal de relatos muchas veces desconocidos que le servirá para conocer más de nuestra cultura. Por cierto los(as) profesores(as) tendrán una buena posibilidad de adentrarse en relatos que dan cuenta de las epistemologías mestizas, campesinas, urbanas e indígenas en relación a la comprensión del mundo y de las cosas que pueden ayudar en sus clases y en la motivación a sus estudiantes, y ellos podrán darse cuenta de la riqueza de personajes, aventuras, héroes y heroínas, y que nada tenemos que envidiar a los sistemas mitológicos de otras culturas. En definitiva, el libro es universal como sus relatos lo dicen”.
Al preguntarle acerca de la evolución de nuestros mitos históricos, Montecino aclara que “la tradición oral así como el patrimonio son cambiantes en la medida en que son expresiones de la cultura, y esta es siempre dinámica, transformadora, se recrea constantemente. En el caso de los relatos míticos las versiones agregan nuevos detalles en el tiempo o mutan algunas figuras dentro de una estructura”.
Además, agrega que “por un lado, muchos imaginarios se mantienen, con algunas nuevas versiones, como por ejemplo el papel del diablo, de los duendes, de los aparecidos. También en varios pueblos indígenas se han ido recuperando narraciones que se escriben por parte de intelectuales o cultores, quienes están produciendo lo que se llama oraliteratura, y ahí se encuentra una fuente documental que antes no estaba. Eso ha enriquecido el diccionario y ha permitido también hacer nuevas entradas”.
La antropóloga agrega que “tal como en su primera edición, “Mitos de Chile” da la posibilidad de acceder a ‘otro’ país, el inventado en multitud de gestos luminosos y sombríos por una tradición que nos interpela en nuestras más profundas experiencias culturales. El patrimonio intangible, oral y transmitido porfiadamente es el testimonio indudable de una memoria que nos constituye a pesar de que hayamos querido desalojarla en el prurito ilustrado de nuestra modernidad y en la soberbia individualista del neoliberalismo. Anhelamos, entonces, que este diccionario sea el punto de partida, la puerta hacia el deseo de dejarse arrastrar por un torrente que cae del cielo y que mana por la tierra mil veces construida y hablada en el idioma de los pueblos originarios, en el de los(as) mestizos(as) chilenos(as) y en el español ‘apropiado’, de los(as) aimara, mapuche, canoeros(as) y cazadores australes, y rapanuis”.
Respecto al trabajo de la dupla artística Truffa + Cabezas que se reflejó en las ilustraciones del libro, Montecino comenta que “hace tiempo que tenemos un diálogo con Bruna (Truffa) respecto a los imaginarios populares, por ello el trabajo emprendido es fruto de una continuidad. Las letras capitulares que fueron realizadas por Truffa + Cabezas emergieron de esa vieja ‘conversación’ colectiva con resultados, como está a la vista, preciosos”.