- Ampliamente conocido por su vasta labor en arte litúrgico en Chile y el extranjero, el autor desarrolla en paralelo una pintura secular, personal, íntima e individual, que presenta en el Centro Cultural Las Condes.
Probablemente a Juan Echenique se le conoce más por las obras de arte litúrgico de estilo bizantino que ha realizado en numerosas iglesias de Chile y el extranjero. Pero en su quehacer artístico nunca ha dejado de practicar una pintura secular.
En esta exposición, titulada DIÁLOGOS, que presenta en el Centro Cultural Las Condes entre el 6 y 29 de noviembre, muestra las obras más recientes de esta otra vertiente: un trabajo personal e íntimo donde –con la misma mística y delicadeza- se vale de lo reconocible para crear poéticos mundos fragmentados, en que la exploración del color define diferentes planos yuxtapuestos.
Juan Francisco Echenique Celis (1949) estudió arquitectura y arte en la Universidad Católica de Valparaíso, fue alumno de Pedro Millar y Eduardo Vilches, y tuvo lecciones de pintura con Adolfo Couve. Se perfeccionó en Europa, primero en la Escuela Massana, de Barcelona, y luego iconografía y arte litúrgico con el maestro holandés Bernardo Frinking.
Su experiencia en las escuelas europeas le llevó al arte religioso, y se ha destacado ampliamente en la realización de murales, mosaicos, retablos y vitrales en Chile, España y Francia, que siguen técnicas desarrolladas por la iglesia ortodoxa cristiana, entre ellas, el temple.
¿Cómo se desenvuelve una vida artística que, por un lado, encarna una tradición que enlaza la estética y la técnica con una profunda dimensión espiritual y, por otro, experimenta con la pintura como experiencia de autonomía?, se pregunta el expositor junto a la artista visual Catalina Valdés.
Para comprender y distinguir estas dos vertientes de la vida artística de Juan Echenique, hay que identificar sus bases. El arte del ícono responde a una tradición espiritual en que se han formulado los conceptos y el lenguaje a partir de una tradición teológica con el objeto de manifestar una fe determinada. Las formulaciones de los temas, así como los conceptos de este tipo de arte no están elaborados por el artista. El cronógrafo o artista litúrgico pasa a ser un transmisor de la tradición, que manifiesta una visión de las cosas y del mundo que excede al artista mismo en tanto individuo.
“Las obras de esta exposición, en cambio, nos muestran una formulación pictórica elaborada por el propio artista; se origina en su experiencia y es la manifestación de su individualidad. Ésta es la forma más habitual de producción artística en nuestra época contemporánea, tanto, que la autonomía de la obra de arte no es un valor que suela ponerse en duda hoy”, señalan.
Y agregan que hay muchos puntos de contacto entre el arte contemporáneo y las artes rituales de ciertas culturas. “En el caso de Juan Echenique éstos son dos conceptos que caminan paralelamente en donde uno, el de la tradición bizantina, puede influenciar indirectamente en la pintura secular, sobre todo en el color, que es la parte más subjetiva de la expresión pictórica… Pero se trata del mismo artista: en el trasfondo del alma, en aquello que a veces se hace visible en las formas exteriores, a veces oculta e indirectamente, manifiesta la experiencia artística de su persona”.
La mirada de Juan Echenique está en aquellos lugares donde la intervención del hombre ocurre espontáneamente, donde las acciones y formas, convierten lo precario en práctico y le dan sentido. Ferias y mercados son temas recurrentes en el artista, y también lo son los galpones sin uso en zonas rurales, botes desgastados por el tiempo, utensilios de la mesa del pintor, pueblos abandonados. “Todos temas que adquieren un resplandor previo a la muerte. De todo eso estas pinturas extraen, de algún modo, lo eterno; la vida de aquello que está muriendo”.
Fecha: 6 al 29 de noviembre de 2015
Lugar: Salas de Exposición, Centro Cultural Las Condes, Apoquindo 6570
Teléfono: 22 8969800
Horario: Martes a domingo, 10:30 a 19:00 horas
Entrada: Liberada