Por: Tania Salazar, Diseñadora UC, cooperación y gestión cultural internacional.
Se ha hecho frecuente oír en los medios comentarios muchas veces no muy positivos, respecto de los Fondos de Cultura. Nombres del teatro, el cine, las artes visuales y el libro, por citar algunos sectores, se vuelcan cada año a comentar sobre cuáles fueron los proyectos seleccionados que reciben una parte de los cerca 16 mil millones de pesos que se concursan al año.
Muy pocos saben que desde el año pasado, el Fondart incluyó en el ámbito de la creación una línea de postulación especialmente destinada a la artesanía y no solamente en su concurso nacional, si no lo que es más importante, también en el concurso regional.
Qué significa esto? Más allá de los recursos adicionales para un sector de muy baja profesionalización e infraestructura, implica también la posibilidad de una evaluación especializada que necesita de agentes formados y actualizados en la artesanía como un sector activo de las industrias creativas.
El desafío era doble, por una parte motivar la postulación y la selección de proyectos con el fin de asignar los recursos para un concurso muy competitivo y donde la brecha con los potenciales postulantes es muy grande; por otra parte asegurar calidad en la evaluación no sólo del Fondo Nacional si no en cada una de las 15 regiones que destinan recursos especiales para esta línea.
Hubo poco tiempo para hacer difusión, las páginas web y los correos electrónicos no son suficientes para dar a conocer este tipo de programas, había que llegar al creador y el artesano es persona de conversar, ver ejemplos, conocer experiencias, quizás por lo tangible de su oficio, quizás por la experiencia.
Este año y para el concurso 2014, la línea se mantiene, los recursos aumentaron a pesar de que en la primera versión no se asignaron todos los fondos ya sea por baja postulación en algunas regiones especialmente del norte, o porque los proyectos no cumplían con el porcentaje mínimo para ser elegibles.
Una tesina realizada por dos futuros sociólogos de la Universidad Católica se propuso caracterizar a los postulantes e identificar aquellos factores que pueden incidir en su selección. Con sólo una versión de concurso la tarea resulta más bien simbólica, sin embargo arroja elementos interesantes: más de la mitad de los seleccionados son mujeres, de entre 30 y 40 años, con algún tipo de certificación o estudios que acreditan o respaldan su condición de artesano como único oficio y que tienen al menos diez años de trayectoria respaldada por algún reconocimiento, exposición o capacitación en oficio y lo que resulta también muy importante, se concentran en dos macrozonas: Valparaíso y O’Higgins; Maule, Bio bio y Araucanía.
El concurso 2014 está abierto y el desafío sigue vigente, al igual que el convencimiento de la importancia que tiene este tipo de herramientas para los profesionales de la artesanía.