Nostálgico y humorístico, romántico o indignado, amante o solitario, son algunas de las tantas dicotomías que pueblan la historia y la obra de Jorge “Coco” González (Santiago, 1965). Su obra temprana se ofreció como una continuación -o relectura- de la energía new wave de los primeros ochentas. Cabían la mancha expresionista y el guiño pop, a través de citas al lenguaje del cómic y a sus narrativas más desbocadas, todo aquello resuelto en cuadros que parecían pequeñas postales gestuales o en instalaciones coloridas y lúdicas que contrariaban la ascética tradición local. Tras ese aparente hedonismo, su obra se ofrecía como una reflexión -local e intimista- sobre la historia social a través de las imágenes, porque en la producción de González se entremezclan la tristeza de la generación del 13 con el universo de Pepo; los juguetes de goma fabricados en el Chile de los 60 con los resabios de la neovanguardia nacional. Restos que el artista recicla para bien de su obra y su fanaticada. Pintura, gráfica y citas históricas y artísticas guiadas siempre por el ojo curioso y afectivo de un artista que escribe un diario de vida secreto con las claves compartidas de la cultura nacional y universal.