Meciendo suavemente la vasija -que contiene agua en su interior- o silbando en los golletes, la artista transforma las figuras que crea en cerámica en increíbles instrumentos. Sonidos que transportan a siglos remotos y que instintivamente recuerdan al canto de los pájaros y al correr del agua en el río, son los que emiten las botellas silbadoras de la artista y antropóloga Francisca Gili.
La exposición “Cantarino” se encontrará disponible desde el 6 de enero hasta marzo de 2022 en el Centro Cultural Montecarmelo ubicado en pleno Barrio Bellavista, dedicado a la puesta en valor de los oficios y la artesanía tradicional y contemporánea. Esta obra, creada gracias al Fondo Nacional de las Artes y parte de la Bienal de Artes Mediales “Umbral”, es una invitación a conocer los sonidos amerindios.
Las botellas silbadoras, son una tecnología prehispánica que se desarrolló a lo largo de distintos pueblos de lo que hoy es Ecuador y Perú desde hace tres mil años hasta su desaparición en la colonia. Su tecnología se basa en la incorporación de silbatos en botellas cerámicas. Estos silbatos en algunos casos pueden ser soplados por las personas y en otras, son activados por el desplazamiento del agua en el interior de las botellas.
“En las tradiciones tanto de los Andes como de las tierras bajas de la Amazonía, el sonido tiene un rol súper importante porque permite la comunicación con las entidades no humanas que habitan en el entorno” explica Gili. Artista y magíster en antropología, ha basado su trabajo en la herencia cultural propias de la región Andina.
La exhibición propone una inmersión a través de un videoarte realizado a partir de la interpretación de las piezas por La Chimuchina, agrupación musical en la cual Gili participa, que crea a partir de las tecnologías de los instrumentos musicales arqueológicos y la continuidad que esta tiene en el presente. Muchas veces las botellas silbadoras originales están resguardadas en depósitos de museos y es difícil acceder a sus sonidos, más aún escuchar a varias de ellas sonando al unísono.
En esta propuesta los visitantes podrán vivenciar sonidos, colores, texturas, y movimientos emanados por las botellas silbadoras de Cantarino en uso. Se busca así, explorar el aprendizaje mediante los sentidos.
Para realizar esta exposición, Gili recurrió al investigador José Pérez de Arce -fundador de La Chimuchina y Doctor en Estudios Latinoamericanos-, quien durante más de 30 años ha realizado un importante catastro de estas piezas.
“Cantarino ha permitido sonar de modo conjunto a muchas de ellas en experiencias de improvisación libre y han renacido estos sonidos del pasado. De modo maravilloso esta experiencia ha demostrado que estas botellas en conjunto crean increíbles paisajes sonoros que remiten a la naturaleza” comenta Gili.
Aun en la actualidad, no se sabe con certeza qué tipo de líquidos se utilizaban para hacer sonar las botellas. En cuanto a sus usos, Gili piensa que está tecnología busca dar vida a los cántaros cerámicos, en el pensamiento amerindio se piensa que los objetos son seres vivos y que las deidades están encarnadas en el medio natural ¿Habrán sido estos sonidos un medio para dialogar con ellos?
La muestra, que estará disponible hasta marzo de 2022, forma parte de la red de muestras satélites de UMBRAL de la 15° Bienal de Artes Multimediales de Santiago y contará con diversas actividades para llevar el canto de las botellas silbadoras más allá de las murallas de Montecarmelo.
Sobre la artista y la curadora
Francisca Gili Hanisch es Licenciada en Artes y Magister en Antropología. Se dedica a la investigación, conservación patrimonial y también a la práctica artística contemporánea. Su trabajo en torno a la herencia cultural es el pie inicial para diversas propuestas de creación, las cuales se basan en las estéticas y performáticas propias de la región Andina. Desde el año 2016 desarrolla su propuesta de creación en cerámica contemporánea Seramika, en la cual genera series temáticas inspiradas en las tradiciones alfareras andinas.
Carolina Arevalo Karl es curadora, investigadora y gestora cultural. Diseñadora y Magíster en Estudios Curatoriales, su trabajo articula diálogos entre la artesanía y el arte contemporáneo, la cultura material y la antropología. Fue la curadora de la exposición Sheila Hicks: Reencuentro en el Museo Chileno de Arte Precolombino (Santiago, 2019-2020), de la IX Bienal de Arte Textil (2020) y de Soft Territories en Knockdown Center (Nueva York, 2019), entre otras. Es también docente en Artes y Oficios en la Universidad Academia Humanismo Cristiano.