Por: Francisca Jiménez
Claramente estamos ante una catástrofe ambiental. Por mucho que nos advirtieron durante años que era necesario cambiar nuestros hábitos y ser más sustentables, solo un inminente cambio climático nos hace reaccionar. En ese sentido, muchas áreas se han visto perjudicadas, entre ellas las materias primas. ¿Qué pasa con la artesanía y los recursos naturales que se usan para la elaboración de sus piezas?
La sola destrucción de nuestros bosques –de los cuales se obtienen las fibras vegetales como el boqui o maderas nativas, por ejemplo– constituye un gran problema para los artesanos que necesitan extraer materias primas para trabajar sus objetos. Según un último catastro de Conaf, solo en Chiloé se han perdido más de 10 mil hectáreas de bosque nativo en las últimas décadas. Por otro lado, los árboles no solo son importantes para la obtención de fibras naturales para la artesanía, sino que los bosques adultos son fundamentales para la conservación del agua, un recurso natural primordial.
¿Y qué pasa con otras materias primas como la arcilla, por ejemplo? En lugares emblemáticos como Pomaire (Región Metropolitana) y Quinchamalí (Región del Ñuble) la pérdida de depósitos de arcilla –por años de extracción en el caso de Pomaire– es un problema. En Quichamalí, por otro lado, ha sucedido que los terrenos, muchos de ellos, en manos de privados han dificultado a las artesanas acceder a las fuentes de greda que tradicionalmente han sido usadas para su trabajo.
Nuestro tan preciado cobre también escasea. La gran mayoría de lo que se produce se envía al extranjero para diferentes usos en la industria. ¿Y qué pasa con aquellos artesanos que necesitan este metal para la elaboración de sus piezas? Aunque suene paradójico, muchos de los cultores deben importar cobre para sus creaciones.
Algo similar ocurre con las artesanas textiles y la lana de nuestros mejores bovinos, ya que en su gran mayoría esta es exportada para la industria textil de megapaíses manufactureros como China, por ejemplo.
Así las cosas, todo indica que si no detenemos la deforestación y la sobreexplotación de materias primas la continuidad de nuestra artesanía tradicional no está para nada garantizada.
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Alfonso Moya Sánchez Sello de Excelencia en 2018 y 2019. Su obra “Ngen del lago” fue hecha con madera reciclada y que estuvo sumergida bajo el agua. Simboliza el alma del lago y representa la silueta de un cisne corcovado. Oriundo de La Granja, RM, hoy vive en Cunco, donde tiene su taller llamado Rayun Mapu (’florecer de la tierra’ en mapudungún). alfonso.e.moya@gmail.com / Tel: +56974370110.