Por Francisca Jiménez. 

Se trata de un objeto que es un clásico de todos los tiempos. ¿Quién no se acuerda de aquellos vasos que tenían un gallo en el mismo vidrio y en los que se tomaba desde agua hasta vino? De chica me encantaba tocar la figura en relieve de este animal y tengo lindos recuerdos de mi infancia asociados a esta pieza de uso doméstico.

La diseñadora Gracia Vial, una de las impulsoras de la reedición de estos clásicos vasos –quien trabaja con sus hermanas en la producción de estos–, cuenta sobre la historia de este objeto. “En los años cincuenta se comenzó a producir este vaso en una fábrica que estaba ubicada en el barrio Matadero, y tenía dos formatos: uno grande para el agua y uno más pequeño que podía servir para tomar un aperitivo o un bajativo. Además existía un jarro, pero que no es fácil de reproducir. Fue una pieza clásica que estuvo presente en muchos hogares chilenos. Incluso, estos vasos se comercializaban en ferias y mercados donde los vendían a granel en canastos o en los puestos de los vendedores. También están presentes en varias de las casas del poeta Pablo Neruda”, comenta Gracia.

Estos vasos se pueden comprar a través de Instagram, del mail y de la página web de Vaso de Gallo @vasodegallo. También están presentes en la El Volcán, Paris y otras casas comerciales.

Si bien la fábrica original quebró hace varias décadas, hubo un par de intentos de recuperar la producción de estos vasos. Fue recién hace unos años que Cristalerías Toro los volvió a hacer. Hoy se comercializan a través de las redes sociales, venta directa y en el retail.

Gracia, que realizó el Máster en Historia y Gestión del Patrimonio Cultural de la Universidad de los Andes, comenta que una de las cosas que más le emocionan al trabajar en la recuperación de este tipo de objetos es la recepción de parte de los compradores. “Al ser muy resistentes, los vasos fueron muy populares y se transformaron en un verdadero objeto de patrimonio doméstico, de la identidad doméstica de Chile. Hasta el día de hoy son muchas las personas que me dicen que eran los vasos que estaban en las casas de sus abuelos y es muy lindo ver cómo estos traen recuerdos a las personas que los compran hoy”, afirma la diseñadora.

Aunque el próximo no sea el año del gallo, yo ya tengo preparados mis vasos para celebrar el año nuevo como corresponde.

Publicado en: Revista MásDeco - La Tercera