Por Francisca Jiménez.
El libro "Historias textiles de Chiloé", de Javiera Gutiérrez e Isabel Zambelli, relata la existencia de antiguas mantas y alfombras de la Isla Grande, oficio que como muchos otros está a punto de extinguirse.
"El interés por los tejidos lo hemos tenido desde siempre, principalmente por la artesanía y los oficios. Recorriendo la isla, entré a una pequeña tienda de artesanía de la señora Adriana en Curaco de Vélez. Ella tenía los mesones cubiertos por frazadas antiguas y sobre ellos había tejidos actuales que estaban a la venta. Le pregunté por los antiguos y me contestó que eran de su familia, que les tenía cariño y que no las vendería. Luego, recorriendo algunos museos identifiqué las mismas frazadas en varias colecciones. Algunas de ellas tenían diseños florales que no había visto antes. Ahí surgió el interés por ver más piezas de este tipo y conocer sobre esta tradición. Si bien todos conocemos a Chiloé por sus textiles, pocos saben dónde nace esta tradición. Al investigar, nos enfocamos en los objetos domésticos, que por su cotidianidad pasan desapercibidos. Además, los chilotes no los ven como algo tradicional, sino utilitario. Son sus frazadas, las que hicieron por necesidad. Por otra parte, los diseños y las técnicas de los tejidos de Chiloé son muy particulares, no se encuentran en otras partes, son una fusión de múltiples elementos: europeos, precolombinos, mexicanos y de la misma isla", explica Javiera.
En cuanto al interés de ambas autoras por realizar este proyecto, cuentan que el principal impulso fue buscar la forma de preservar y difundir este patrimonio y a la vez mantener la relación que existe entre el objeto y quienes lo conservan. "Este oficio está lleno de memorias y nace en un contexto que es particular, una isla que tiene una historia que difiere de la del resto del país. Los textiles de Chiloé y los cambios que hay en ellos están cargados de la historia de la isla, de los productos que se importaban, de las materias primas que se producían. El libro es el resultado de dos Fondart: uno en el que registramos los textiles e hicimos un documental, y otro en el que logramos editar el libro. Al registrarlos en un libro yen un documental ya estamos conservando los tejidos, si bien no materialmente, sí parte importante de estos a nivel histórico. Sabemos que los textiles son frágiles y los museos no tienen la capacidad de todo, por lo que hay que buscar nuevas formas de contribuir a la conservación de este patrimonio y una de ellas es a través de la puesta en valor", explica Javiera. Y agrega que "muchos de los propietarios de los tejidos al sacarlos para mostrárnoslos, volvían a ver sus piezas con otros ojos y las revaloraban. Lo mismo pasó cuando vieron el documental y los textiles que hicieron sus abuelas que se pueden ver en el libro".
En cuanto a las conclusiones a las que llegaron respecto al pasado y el futuro de esta artesanía, Javiera comenta que el desarrollo de este arte fue muy importante para toda la isla, tanto para quienes lo hicieron y comercializaron como para quienes lo utilizaron. "En este oficio se mezclan tradiciones, historias, formas de economía, relaciones familiares y sistemas de vida. Por eso mismo, es una artesanía que va cambiando junto con las modificaciones en las formas de vida. Hoy aún es posible encontrar a personas que realizan tejidos utilizando antiguas técnicas. Si bien en un porcentaje bastante menor a lo que era antes, sí es posible encontrar nuevos elementos que se han ido incorporando. Además, esta tradición se ha visto afectada por varios factores. Por ejemplo, por la llegada de nuevas fuentes de trabajo como la industria de salmones -que ofrece una ocupación estable- y también por el cambio de la materia prima -en Chiloé se ha dejado de producir la oveja que da buena lana, la que ha sido reemplazada por otras que dan carne". "Actualmente existe una serie de proyectos que se enfocan en recuperar las técnicas antiguas y los diseños. Sin embargo, es importante entender que todo oficio tradicional requiere de la valoración y del respeto de todos para su conservación", concluyen.
Publicado en: Revista MásDeco