Pintor que llegó a Chile desde la actual República Checa en la década de 1940, fue conocido por su trabajo periodístico y valorado por su aporte al desarrollo del afichismo chileno.
Francisco Otta Zeller fue un pintor nacido en la ciudad de Pilsen en el año 1908, territorio perteneciente a la actual República Checa. Radicado en Chile desde la década de 1940, participó de la historia cultural nacional ocupando un singular espacio en la escena artística local. Ejerció la crítica de arte y se constituyó como uno de los antecedentes del diseño gráfico chileno.
Durante su juventud, estudió en distintas ciudades de Europa como Viena, París, Londres, Praga y Madrid. Asistió, indistintamente, a academias de arte y a universidades donde se impregnó de diversos conocimientos que abarcaron desde la jurisprudencia hasta la fonética y la economía. Sin embargo, se tituló de especialista en Arte y Ciencia del Lenguaje Visual. Esta formación ecléctica se consolidaría en su posterior desarrollo artístico.
Buscando alejarse de los conflictos bélicos en Europa, Otta se estableció en Chile donde, junto a otros artistas chilenos como Camilo Mori o Isaías Cabezón, impulsaron el desarrollo del afichismo en Chile. En forma paralela, continuó con su actividad plástica y su trabajo en la ilustración editorial.
Hacia la década de 1950 comenzó a su trabajo como corresponsal internacional para la revista Zig-Zag, lo que le permitió viajar frecuentemente por distintos lugares del mundo. A raíz de esta relación con la revista, en el año 1959, Otta emprendió un viaje a Asia, fruto del cual publicó un conjunto de crónicas y dibujos para la sección "ZIGZAGueando por el mundo".
Asimismo, Francisco Otta se dedicó a la docencia y participó de distintas actividades relacionadas con la gestión cultural. Durante veinte años se desempeñó como Director de Cultura del Instituto Chileno Norteamericano y fue profesor de arte en distintos centros educativos de Santiago.
Desde los años sesenta en adelante, Francisco Otta colaboró como crítico de exposiciones en la revista PEC (Política, Educación, Cultura) y dedicó gran parte de su tiempo a la divulgación artística. Esta labor quedó plasmada en dos populares libros sobre arte y otros dos libros de simbología gráfica, publicaciones que revelan el afán del autor por aproximarse en forma más o menos sistemática y exhaustiva a soportes de comunicación que privilegian los recursos visuales como el cartel o el afiche.
En lo que respecta a su obra plástica, Otta desarrolló una actividad creativa con relativa independencia de los movimientos artísticos chilenos. Estilísticamente, transitó desde el expresionismo figurativo hacia una abstracción libre con influencia cubista.
Las últimas pinturas de Francisco Otta se caracterizan por un cambio brusco en la paleta cromática. Operado de cataratas, Otta señaló que su percepción del color se vio profundamente alterada y que solo después de la operación había comprendido el color azul. Su última exposición, Reminiscencias Azules, fue exhibida de manera póstuma en el Museo Nacional de Bellas Artes en 1999.
Fuente: Memoria Chilena