Los chamantos son uno de los tejidos más delicados que existen. No solo por su materialidad –hilos que mezclan algodón con seda– sino que también por sus diseños. Por lo general, estos se basan en imágenes típicas de la flora de la zona central de Chile, tales como uvas, copihues y hojas que intercalan diseños geométricos, algunos con reminiscencia indígena. Doñihue es el epicentro de este arte. Ubicada en la VI Región, el nombre de esta localidad significa “lugar de cejas” en mapudungún. Esto debido a que la palabra está compuesta por el vocablo ‘deñing’, o ceja, y ‘hue’ que es lugar. El apelativo surge debido a la existencia de unos cerros que se encuentran en las cercanías y que tienen forma arqueada.
En este pueblo vive Mireya Bustos, chamantera distinguida con el Sello de Excelencia a la Artesanía 2015, una iniciativa del Consejo de la Cultura, el Programa de Artesanía de la Universidad Católica con el patrocinio de la Oficina Unesco de Santiago. El trabajo que le valió el reconocimiento es su estola religiosa, una creación que propone un uso diferente al del clásico chamanto y la manta tradicional de Doñihue. La innovación en esta pieza es combinar la técnica típica con un nuevo diseño.
¿A qué edad aprendió a tejer a telar?
Hace cuarenta años trabajo en esto. Yo salí del colegio a los 13 y una tía me enseñó porque mi padre decía que las mujeres no necesitaban estudios. Entonces como ella no quería que yo anduviera trabajando en el campo, me mandó a aprender esto sin que yo supiera siquiera lo que era. Ahora es mi fuente laboral y pertenezco a la Agrupación de Chamanteras.
¿Qué la impulsó a postular este año al Sello de Excelencia?
Una mujer que conozco y que también ganó el Sello de Excelencia me incentivó a que postulara. Ahora me doy cuenta de que valió la pena el sacrificio. En cuanto a la estola, esta surgió porque me mandaron a hacer una y como les gustó cuando la vieron, me pidieron que hiciera otra. La creé distinta porque cada diseño es único. Es algo que me nace del alma. No me gusta copiar sino que hacer los diseños yo misma. El hecho de que haya sido una estola y no un chamanto es lo interesante.
¿Es muy difícil el arte del tejido?
Sí, lleva mucho tiempo aprender. Hacer un chamanto demora unos cuatro meses. La estola me tomó cerca de un mes. Nadie de mi familia teje. Así que ojalá mi legado sea que aprendan. Somos puras mujeres, así que espero que algún día esto sirva para incentivarlas.