• La artista chilena presenta una serie que rescata la imaginería religiosa del siglo XIX y la dota de rasgos vivos y contemporáneos, a través de procedimientos digitales.
  • La muestra, con la curaduría de Ernesto Muñoz, se exhibe entre el 4 y 27 de septiembre, en el Centro Cultural Las Condes. 

Lembrança, que en portugués significa “recordar”, es el título de la exposición que presenta la artista Francisca Alcalde en el Centro Cultural Las Condes, entre el 4 y 27 de septiembre.

En la muestra, la expositora utiliza una compleja técnica que mezcla óleo y fotografía digital, que le permite rescatar la imaginería religiosa de fines del siglo XIX, dotando de rostros y rasgos vivos y contemporáneos a las hieráticas estatuas de los cementerios latinoamericanos.

El vocablo portugués lembrança evoca las estrechas calles de Lisboa donde caminaba Fernando Pessoa, o nos envuelve con la exuberancia del Río de Janeiro cantado por Vinicius de Moraes. Lembrança es también el acto poético que emprende Francisca Alcalde mediante el registro fotográfico de las estatuas de los cementerios de ciudades latinoamericanas, rescatándolas del olvido con habilidad y premura. Entonces, nos envuelve la atmósfera del atardecer, invitando a la reflexión y penitencia”, expresa el curador de la exposición, Ernesto Muñoz, secretario AICA Internacional, Capítulo chileno.

La artista, provista de medios digitales, introduce en las imágenes parte de su rostro, impregnándolas de misterio. “Se mueve con el tiempo –agrega Muñoz- y en esas obras re creadas se sumerge para desplegar su deseo de trascender y sumarse a la atávica idea de tiempo y memoria que nos habita desde siempre. Alcalde es una excepción en este mundo donde hoy se buscan verdades absolutas dejando atrás el recuerdo de otros momentos, pero sabemos que lo nuevo es todo aquello que se nos olvidó”.

Francisca Alcalde, diseñadora de la Universidad Católica, empezó a incursionar en la pintura y en otras técnicas sobre tela, luego del nacimiento de su último hijo. El artista Arturo Duclos fue el tutor del trabajo que presenta en el Centro Cultural.  Para él, en esta bizarra serie, es  imposible dejar de evocar el ambiente glacial de los cementerios por medio de una mirada aguda que inyecta la artista sobre las apáticas figuras, semblanzas angelicales desprovistas de pathos y de gélidas actitudes.

Muchas de estas piedras o reproducciones de fino mortero, hechas por artesanos ya descontinuados del barrio de la chimba y del  cementerio, nos reportan el gran interés que ha tenido para nuestros ancestros esta imaginería funeraria desde los orígenes de la república, momento de fundación en Chile del Cementerio General”.

Y continúa: “En una operación sencilla y profunda la artista lleva al encuentro frío de la muerte reflejado en estos hieráticos guardianes de tumbas, el cálido aliento de la vida oponiendo trazas humanas en estos rostros con procedimientos digitales y pictóricos. El resultado de una belleza inquietante es el que aparece en estas efigies pétreas cargadas de dramatismo así como de trágica melancolía. Estos guardianes que luchan a la intemperie con el sol implacable, el viento y la lluvia, momentáneamente cobran vida para exhibir su fragilidad en humanizados rostros”.

Su obra rememora el romanticismo del poeta John Ruskin, “cuando el joven Gluck vuelve a la vida las frías estatuas de piedra -que permanecían como vigilantes del fatídico recuerdo de su hechizamiento- con el agua mágica del Río de Oro. Este simple gesto romántico –explica Duclos- es el motor en este proyecto. Emparentado con el recuerdo de la muerte, la artista trata de vencer desde el artificio visual esta plausible apariencia de vida, para remontar el vuelo poético en las expresiones lánguidas de sus rostros vencidos por el tiempo, que solo saben salir a marchar en esta singular parada de estatuas vivientes”.

Y agrega que “el paso del tiempo, la fugacidad del presente, la búsqueda de trascendencia, son las revelaciones que nos plantea esta obra singular al mismo momento que nos señala un camino amistoso entre dos mundos opuestos, reconciliados en el espacio de la visualidad. Una turbadora sensación nos dejan estos guardianes del frío, que ha investigado nuestra artista. Con esta obra conviven el sueño, la muerte y la vida en un espectáculo sombrío pero alegre, porque la piedra comparece a la mirada fugaz del espectador donde encuentra la plenitud de estos atisbos de conciencia; la sombra y la luz expresan el devenir propio de la vida y el vértigo de la existencia en permanente retirada”.

Fecha:          4 al 27 de septiembre de 2015 Lugar:           Salas de Exposición Centro Cultural Las Condes Apoquindo 6570 Teléfono:     22 8969800 Horario:        Martes a domingo, 10:30 a 19:00 horas Entrada:       Liberada