DIVERSA, PINTORESCA Y POPULAR. ASÍ ES ESTA ZONA DE SANTIAGO UBICADA AL NORTE DEL RÍO MAPOCHO Y QUE, PESE A SU FUERTE CARGA DE IDENTIDAD E HISTORIA, HA SIDO POSTERGADA POR AÑOS. HOY, UN CONCURSO INTERNACIONAL DE ARQUITECTURA PROMOVIDO POR LOS MUNICIPIOS DE SANTIAGO, RECOLETA E INDEPENDENCIA -Y QUE INCORPORA AL VECINO BARRIO MAPOCHO-, BUSCA PONERLA EN VALOR Y DARLE EL LUGAR QUE SE MERECE. Revista VD - El Mercurio - Texto: CLAUDIA PÉREZ. Fotografía: José Luis Rissetti Z   Todos coinciden: es tan valioso como el centro histórico de Santiago o cualquier zona patrimonial de la ciudad. La Chimba, sector ubicado al norte del río Mapocho -atravesado por avenidas como Recoleta, La Paz, Independencia-, pese a su innegable riqueza material e inmaterial, ha sido por siglos poco reconocido por los santiaguinos. Es un lugar de gran potencia, donde se cruzan muchas fuerzas de la ciudad, pero está la idea de que es desordenado y difícil de entender -dice el director del Centro del Patrimonio Cultural de la Universidad Católica, José Rosas. La geógrafa y académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile Carolina Quilodrán complementa: "Generalmente ha sido el sector más empobrecido, de un crecimiento más lento, pero su valor para Santiago es fundamental, innegable". Eso es lo que iniciativas como el recién lanzado "Concurso Internacional Diseño de la Explanada de los Mercados", busca reconocer: las fortalezas de una zona que también incorpora al vecino barrio Mapocho y en la que confluyen los municipios de Santiago, Recoleta e Independencia. Son los promotores del certamen que, según el sitio www.munistgo.info/concursoexplanada/, tiene por objetivo "poner en valor y recomponer uno de los espacios cívicos más relevantes de la ciudad", que adolece de problemas como el "colapso de circulaciones, discontinuidad peatonal, poco reconocimiento del paisaje natural y urbano y bajas condiciones de habitabilidad". Estos serán algunos de los desafíos para quienes participen en esta iniciativa que surgió del "Plan Maestro de Regeneración para el Barrio Mapocho La Chimba", entregado en 2012 por el centro dirigido por Rosas junto al Observatorio de Ciudades y el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, también de la Facultad de Arquitectura de la UC. "Siempre ha existido la intención de disciplinar e incorporar La Chimba a la ciudad, pero ahora debe ser abordada de manera multiescalar y multidisciplinar, no es solo un proyecto de pavimentación ni de arquitectura", dice José Rosas. Junto a Juan Camilo Pardo, subdirector ejecutivo del Centro del Patrimonio Cultural de la UC -además estuvo a cargo de los antecedentes patrimoniales incorporados en el Plan Maestro, liderado por los arquitectos Jaime Pujol y Pablo Contrucci-, Rosas destaca la arista ciudadana del concurso. Encuestas y asambleas en las tres comunas permitieron considerar las perspectivas de los usuarios, quienes también serán parte del jurado. Entre las cualidades que deberán calificar están la incorporación de paisajismo, ampliación de espacios peatonales, mejoramiento de la imagen y percepción externa del sector, así como su identidad patrimonial y cultural, algo en lo que hacen hincapié los expertos: "No tener en cuenta sus atributos sociales y multiculturales sería matarlo, perdería su encanto. Es un lugar que le ha dado sustentabilidad al centro de Santiago", dice Rosas. Carolina Quilodrán coincide: "Posee un patrimonio inmaterial muy rico que es importante preservar. Tiene mucho arraigo, una identidad que es vital conservar". Los inicios Los académicos se refieren a ese carácter popular y pintoresco, "de jolgorio e informalidad", dice Quilodrán, que La Chimba -"terreno al otro lado del río", en quechua- comparte con el barrio Mapocho y que la ha identificado desde sus orígenes. En el siglo XVI este sector se insinuaba en algunos planos de Santiago, que entonces ya concentraba su desarrollo hacia el sur del río. El norte, pese a ser por donde los conquistadores avanzaban hacia a la Plaza Mayor -por el Camino de Chile, actual Av. Independencia-, tuvo desde siempre una condición de "extramuros". Marcada por hitos naturales que actuaban como barreras difíciles de traspasar -el Cerro Blanco y sobre todo el río Mapocho que la aislaba en invierno-, La Chimba no pasó de ser en sus inicios un conjunto de solares y chacras. Sus terrenos fértiles y bien regados le dieron el carácter agrícola que la distinguió en las primeras décadas. El siglo XVII trajo un poco de organización con el trazado "heterogéneo e irregular" de calles incipientes y la construcción de puentes precarios. Por esa época llegaron también los Franciscanos, orden religiosa que se instaló "en las afueras de la ciudad en búsqueda de una vida monástica más estricta", según explica el texto "Plan Maestro de Regeneración para el Barrio Mapocho La Chimba". La misma idea llevó más tarde a los Dominicos, quienes en el siglo XVIII también levantaron sus instalaciones en la actual Av. Recoleta. Son estos edificios -junto a otras iglesias y monasterios como La Viñita y Del Carmen Bajo de San Rafael-, los que dan singularidad a este sector e impulsaron de tímida manera su desarrollo. En torno a ellos se construyeron casas que de a poco cambiaron la cara de La Chimba a una "semiurbana", comenta la profesora de la U. de Chile. Los puentes también influyeron, en especial el de Cal y Canto que, inaugurado en 1779, mejoró la conectividad "uniendo de manera digna y definitiva las riberas del río". Fue el siglo XIX, sin embargo, cuando se vivió un mayor proceso de urbanización con el trazado de nuevas calles -Dávila, Purísima, Dominica y De los Hermanos (actual Santa Filomena), por ejemplo- y la construcción de importantes hitos, entre ellos el Cementerio General y hospitales que aprovecharon los grandes paños disponibles en el área, uno de ellos el San José, que junto a otras instituciones -como la Facultad de Medicina de la U. de Chile- consolidaron la zona como centro de servicios de salud. Obras como el Mercado Central y La Vega también marcaron este periodo, el mismo durante el cual La Chimba supo de la canalización del Mapocho que reguló sus desbordes. La impulsó el intendente Benjamín Vicuña Mackenna, quien promovió un plan de saneamiento e higienización para la que muchos consideraban "una ciudad bárbara", describe Carolina Quilodrán. La Av. La Paz, proyectada a inicios del siglo XX, es otro de sus símbolos: permitió la conexión del norte con el principal panteón de la ciudad, además, la penetración de grandes manzanas y el consiguiente aumento de edificaciones y habitantes que con el tiempo se unieron a los inmigrantes que llegaron para aportar a su diversidad. "Es una zona muy rica, pero en la que aún falta mucho por hacer e investigar", comenta Quilodrán. Las autoridades lo saben: "Es uno de los lugares emblemáticos de nuestra ciudad que ha sido por años postergado. Por eso estamos dándole una mirada integral para recuperar toda su belleza, riqueza cultural e historia popular", agrega la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá.