A raíz de la recientemente inaugurada exposición en la Sala Museo de Arte Popular Americano sobre la alfarería de Talagante, me acordé de un grato encuentro que tuve hace unos meses con algunas integrantes de la agrupación Huellas de Greda. Fue en la última Feria de Artesanía Tradicional de la Universidad Católica en el Parque Bustamante donde hablé con Marta Contreras y Gretel Cerda sobre su trabajo, que nació de una iniciativa impulsada por la Corporación Cultural de Talagante y el Consejo de la Cultura hace más de cuatro años. Aprendieron de María Olga Espinoza Díaz, una de las grandes maestras de este antiguo oficio, herencia del trabajo que realizaron las Monjas Claras cuando se establecieron en Santiago en el siglo XVII. En esa conversación me contaron con entusiasmo el enfoque que han querido dar a sus obras, las que continúan plasmando ciertas escenas clásicas de la vida de campo pero que también incluyen nuevos matices de estas tradiciones como la cueca brava, por ejemplo. De hecho, me enamoré de una pareja de bailarines de cueca con una vestimenta más ad hoc a los nuevos tiempos. Me encanta que sucedan estos cambios y surjan estas sutilezas en las piezas de artesanía porque hay que recordar que el patrimonio es vivo y que se va modificando con los años.
Nury González, directora del MAPA, cuenta que en una primera instancia fue la agrupación Huellas de Greda la que se acercó a ella para pedir apoyo para un proyecto Fondart. “Ellas visitaron el museo y revisaron las piezas patrimoniales que tenemos, especialmente las de Sara Gutiérrez y la familia Jorquera. Fue a partir de esas piezas que imaginan otras nuevas. A la vuelta del año me piden que las apoye en otro Fondart y es ahí donde les propongo exponer los resultados en esta sala”, explica.
Y agrega que durante el proyecto se hicieron varias visitas tanto de ellas al museo como del equipo del MAPA a Talagante. “Hay ciertas formas de trabajar que se mantienen en relación a las antiguas, pero quizás lo más interesante es que como museo hemos podido asesorarlas en temas técnicos y en lo conceptual. Paralelamente, el MAPA y su área Educación ganaron un FAE (Fondo de Fomento al Arte en la Educación) y está desarrollándolo con las loceras”.
Respecto a si el MAPA adquirió estas nuevas piezas para su colección, la directora explica que no se hizo básicamente por falta de recursos. Pero como el museo es de la Universidad de Chile, al momento de patrocinarlas y en el marco del apoyo que les estaba dando, se convino que ellas donarían una serie de piezas para la colección.
“Finalmente se cruzaron ambos proyectos y a la luz de los resultados decidí que lo que más calza con la línea curatorial del MAPA son unas escenas de gran formato que identifican y diferencian a Huellas de Greda”, comenta Nury González.