La artesanía es protagonista en la Fiesta de Colón
Artesanos y artesanas de diferentes lugares de Argentina y también de otros países se dan cita cada año en la tradicional Fiesta Nacional de la Artesanía con Proyección Latinoamericana que se realiza en la Ciudad de Colón, Entre Ríos, desde hace 30 años. Es considerada una de las más importantes de Sudamérica.
Había escuchado mucho sobre este evento y sobre la ciudad que lo acoge: Colón, un lugar que convoca a turistas todo el año, atraídos por sus playas sobre el río Uruguay, y también por sus aguas termales. Viajé hasta allí para vivir la experiencia de la Fiesta, que se realiza en el mes de febrero durante diez días, donde las artesanías y sus creadores son, sin lugar a dudas, los protagonistas.
Me dio mucha satisfacción recorrer los pasillos de cada carpa. Encontrarme con artesanas y artesanos de reconocida trayectoria en el país, muchos de los cuales llevan años exponiendo en Colón. “Hace 22 años que vengo”, me cuenta la ceramista Alejandra Franco, entrerriana, nacida en Concordia. Sus piezas están hechas con arcilla roja local, modela figuras de mujeres y hombres a los que denomina “los vecinos”. La imagen principal “está basada en las características de mi mamá, que refleja una mujer de cualquier barrio de Entre Ríos, y creo de Argentina, esa mezcla entre inmigrante, indígena, negra… Pero son las personas las que le ponen identidad al personaje”, asegura.
Año a año, “viajamos por diferentes lugares del país buscando y descubriendo nuevos artesanos para invitar al evento”, señala Hugo Da Silva, coordinador de la Fiesta. Así fue que en Catamarca se encontró con las hermanas Delgado, oriundas de Belén, ciudad conocida como “la cuna del poncho”. Es la primera vez que se presentan en Colón. Me cuentan que su madre les enseñó a tejer, “y nos crió gracias a este oficio”, afirma Raquel. Ella exhibe orgullosa sus pendas hechas con lana de vicuña. En el stand se ve un huso que fabricó con una tapita y un palito para mostrar cómo es el proceso del hilado. “Hacer el hilado es muy trabajoso, lleva mucho tiempo limpiar la lana”, enfatiza. También me muestra unos ovillos de la fina lana de este camélido. Me acerco a un poncho, lo toco, siento su textura y constato que es una prenda muy liviana. “Pesa 300 gramos”, asegura su creadora.
Sigo mi recorrido. Llego hasta al sector exclusivo para los artesanos de pueblos originarios. Allí, representantes de diversas etnias muestran su arte. Doña Fermina Liva vino de la provincia de Formosa, pertenece a una comunidad qom. En su stand se destacan las prendas tejidas con fibra de chaguar. Me describe cómo es todo el proceso desde la recolección de las plantas, el arduo trabajo para obtener las fibras, el teñido con tintes naturales y luego el tejido en telar. Me cautiva con su relato y las historias que están plasmadas en sus piezas.
Al ingresar al sector de luthiers me encuentro con Froilán “El Indio” González, un destacado artesano santiagueño que realiza instrumentos de percusión. Me habla sobre sus famosos bombos hechos con madera de ceibo. Le digo que soy comprovinciana suya y me dice que cuando ande por los pagos pase a visitarlo por su tradicional “Patio”, un lugar para disfrutar de la música y la gastronomía de Santiago del Estero.
También es posible conocer la historia de este luthier en la carpa que funciona como un microcine, allí se proyectan los 13 documentales que componen la serie “Artesanos”, dirigida por los hermanos Germán y Guillermo Berger, y que cuenta con el apoyo del INCAA. Pronto serán transmitidos por la Televisión Pública Argentina.
Hay un sector al aire libre denominado el “Patio de los tallistas”, un encuentro que lleva nueve ediciones, donde se observa a los escultores transformar la madera de ciprés, árbol característico de la zona. En esta oportunidad la temática son los personajes de historietas argentinas: Inodoro Pereyra, Oaky, Paturuzú, El cazador, entre otros, cobran vida a través de las manos de estos creadores. “En el taller vos vivís tu vida con la obra, y acá te encontrás con las otras personas que también viven lo mismo. Este es un encuentro con amigos”, dice el artesano Juan Carlos Nausneriz.
Ver a los más de 20 tallistas en acción atrae a los visitantes que rodean a cada escultor con miradas atentas. Señalan, comentan y congelan un instante de creación con sus celulares y cámaras. Las tallas luego pasan a formar parte del patrimonio de la ciudad.
En el marco del evento se llevan a cabo numerosos espectáculos musicales con la presencia de destacados artistas nacionales e internacionales, y también hay diversas opciones gastronómicas para los visitantes. Una Fiesta que convoca a miles de personas cada año.