Ubicada en la V Región, esta comuna es un verdadero tesoro histórico. Con influencias indígenas -de las culturas precolombinas Bato y Aconcagua- y españolas que datan de la época de la Colonia, Petorca es un lugar que mantiene muchas tradiciones ancestrales, principalmente fiestas populares de gran valor. Al visitar y conocer el trabajo que realizó la municipalidad (bajo el nombre de Elaboración Plan Municipal de Cultura de la Comuna de Petorca, con participación de la comunidad y el municipio) junto al CNCA para registrar e incentivar su acervo patrimonial con la asesoría de la consultora Girarte Gestión Cultural, pude constatar que el patrimonio de la zona está completamente vivo en toda la población y es practicado por niños, jóvenes y adultos.
A pocos kilómetros de Petorca conocí la viña El Sobrante, ubicada en el pueblo del mismo nombre, famoso por sus vinos. De hecho, en el camino hacia esa localidad se pueden ver las parras cargadas con uvas para hacer chicha. La antigua infraestructura hacía que me remontara varios siglos atrás, cuando el proceso del vino era completamente manual, tal como se hace aún en ese lugar.
Ahí también se realiza la procesión de la Virgen de la Merced. Se trata de una tradición muy arraigada en los habitantes de toda la comuna de Petorca y en la que afortunadamente pude participar como espectador. Cada tarde, durante un par de semanas, la imagen de la Virgen se traslada de una casa a otra, donde es venerada por sus moradores. Esta vez la figura fue llevada hasta la iglesia de El Sobrante, lugar donde fue recibida por la comunidad con cantos y arreglos florales. Los bailes chinos -una antigua expresión cultural de raíz precolombina y clara influencia católica, fiel muestra del sincretismo- acompañaban a la imagen hasta el altar donde moraría un día para continuar su viaje por otras casas de El Sobrante y pueblos aledaños.
Los pueblos de Chalaco y de Chincolco son especialmente recomendables para una visita pues ahí -en el último de ellos- se encuentra la antigua aduana, por la que se pasaban oro y otros minerales de las minas. Hierro Viejo y Pedegua son también parte de una ruta que hay que recorrer. El broche de oro es Petorca, que tiene una plaza muy representativa de los tradicionales pueblos coloniales y una iglesia que data del siglo XIX con un antiguo altar con aplicaciones en plata. Un verdadero descubrimiento a pocas horas de la capital que vale la pena conocer.