¿Por qué no usar la lana en procesos creativos más allá de encasillar esta materialidad solo a oficios como el telar y el tejido? El fieltro, derivado del vellón, es un producto que se utiliza para realizar diferentes objetos de decoración y vestuario, técnica que incluso se aplicó en la construcción de viviendas transportables de pueblos nómades de Asia Central hace varios siglos.
“Hablar de fieltro es retroceder a la prehistoria, época en que aparece este material, de acuerdo a algunas teorías, producto de la necesidad de cubrirse y fruto de la simple casualidad, cuando, previo a que se conocieran procesos de hilatura o tejidos, se cree que el material era recopilado de restos enganchados y apelmazados de lana de ovejas sobre árboles. Esto podría haber dado origen a la primera idea acerca de la posibilidad de fieltrar lana. Los primeros hallazgos de objetos de fieltro provienen del período neolítico, alrededor del 6.500-5.000 a. de C., encontrados en Turquía y Mongolia y hoy presentes en el Museo del Hermitage en San Petersburgo, Rusia”, comenta Alicia Corrales Cosmelli en el prólogo del libro Fieltro de Autor, Chile 2014.
En el contexto del mes del fieltro, organizado por diferentes entidades como Anilinas Montblanc, Factor Fieltro y la Casona Nemesio Antúnez, entre otros, se ha dado espacio a artistas y artesanos que trabajan esta materialidad.
Y es aquí donde me gustaría detener la mirada sobre el uso artístico de la lana y sus potencialidades en esta área. Ya me había tocado conocer el llamativo trabajo de Mónica Bengoa, quien usó fieltro industrial teñido para crear cuadros a gran escala en una exposición en el Museo de Artes Visuales hace un par de años.
Similar a esa experiencia, pero desde el trabajo manual, en octubre se realizó la exposición 16 Artistas + Fieltro, que reunió a dos grupos de connotados artistas y a expertos en la técnica en una sola muestra en la Casona Nemesio Antúnez, La Reina.
El grupo Lanart, conformado por Andrea Fischer, Andrés Vio, Carmen Couve, Madeline Hurtado, Maite Izquierdo, Rocío Gómez, Teresa Ortúzar y Verónica Büttinghausen, con su muestra Paisaje Cromático, consistió en la participación colectiva de artistas de diversas disciplinas para experimentar con fieltro y sus múltiples posibilidades. Objetos planos y tridimensionales, combinación de fibras y texturas dieron vida a la obra final de cada artista.
En tanto, en el colectivo VaF (Valor agregado en Fieltro), conformado por Carolina Oliva, Eliana Jerez, Karen Weidenslaufer, Kelly Gajardo, Paola Herrera, Romina Ulloa, Susana Burgos y Susana Molina, se destaca una mirada artística y poética sobre los selknam, un pueblo originario de Tierra del Fuego.
Es así también como en el marco del mes del fieltro, dos importantes fieltristas de Canadá y Estados Unidos, Marjolein Dallinga y Dawn Edwards, respectivamente, han visitado nuestro país para enseñar las técnicas de este cada vez más demandado oficio. Me gusta la idea de que la lana en forma de fieltro sea también una materialidad para el arte y la artesanía, transformándola en un verdadero material de deseo.
Fieltro en Chile
“En nuestro país, desde inicios de este siglo, también se produce un renacimiento tanto en el uso de la lana y en su aplicación en tejidos por un lado, como por la generación de productos de fieltro por el otro, apareciendo de esta manera no solo materia prima para su producción, sino que diversos implementos que favorecen el desarrollo de productos en fieltro húmedo y seco”, comenta Alicia Corrales en la introducción del libro “Fieltro de Autor”, sobre el trabajo de la lana en Chile. El texto, lanzado en el contexto del mes del fieltro, está a la venta en Anilinas Montblanc, en Casa Materia Prima y por despacho por correo al escribir a ventas@montblanc.cl. Su valor es de 10.000 pesos. En la imagen, una obra expuesta en la muestra 16 Artistas + Fieltro.