Si los alumnos ven a sus padres y apoderados leyendo, se creará en ellos la cultura de la lectura. Lo mismo ocurrirá si es que observan a sus profesores entusiasmados por leer en la escuela.
Por Marcela Paz Muñoz Illanes
Fuente: Revista Grupo Educar
“La familia es clave para estimular a que los niños y alumnos lean”, aseguró Marcia Invernizzi, Ph.D. y creadora de la prueba PALS (Phonological Awareness Literacy Screening) y directora del Centro de Lectura Mcguffey, quien visitó recientemente nuestro país y participó en el seminario “Leer para Aprender” de la Universidad de los Andes.
Señaló que los padres y la familia cumplen un papel clave en la adquisición de los hábitos lectores. “Si los niños no ven a sus padres leer u otras personas de su entorno más cercano por diferentes propósitos, ellos no podrán percatarse por sí mismos de la importancia de la lectura en sus vidas”.
Explicó la experta que cuando las familias leen y conversan y reflexionan acerca de los que están leyendo se crea una norma de lectura al interior de esos hogares. “Los padres ayudan a motivar por la lectura cuando los niños les ven leer para buscar información o resolver problemas, o simplemente leen acerca de algo que les interesa o nada más que por placer. La lectura es esencial para transmitir ideas y valores y los padres pueden transmitir ese buen ejemplo entre sus hijos”.
¿Por qué es clave dar un buen ejemplo para adquirir hábitos lectores?
Lo que los niños ven y escuchan, es lo que harán y dirán.
¿Nos puede entregar recomendaciones para los profesores?
Los profesores y las escuelas son la segunda familia de sus alumnos, porque en la actualidad los niños pasan muchas horas en esos lugares. Por ello es especialmente importante que los maestros se conviertan en buenos ejemplos y compartan con sus estudiantes el placer por la lectura y sus propios hábitos lectores. Es muy bueno que los docentes lean los libros que sus alumnos leen y de esa forma, es posible reflexionar e intercambiar ideas acerca de lo que están leyendo.
Además, los profesores pueden promocionar buenos libros a sus estudiantes y compartir partes interesantes de los textos en la sala de clases. Los profesores que leen bastante son siempre un excelente ejemplo para motivar a los jóvenes por la lectura.