“El chinchinero es Patrimonio Cultural Intangible de Chile, personaje que no existe en ninguna otra parte del mundo, que ha alegrado las calles de nuestro país con su baile y percusión por más de cien años junto a la compañía y música de organillos y organilleros, quienes además de valses, foxtrot, bayones y cuecas, ofrecen juguetes de elaboración artesanal como chicharras y remolinos”. Patrimonio Sonoro, 2014.

Desde pequeños hemos visto y disfrutado de la música y el ritmo del chinchinero. Se sitúan en puntos neurálgicos de la ciudad, sorprendiéndonos con su talento y estilo musical, no por nada se le conoce como el “hombre orquesta”. Un artista callejero que nos ha acompañado con sus ritmos y danzas hace más de 100 años. Familias y cultores que han visto a nuestro Chile cambiar y crecer. Hoy con más de un siglo de historia, un portal les rinde un honor a sus años de servicio, invitando a la comunidad a conocer a las 15 familias más tradicionales del oficio, conociendo sus historias y anécdotas. Se trata del sitio Patrimonio Sonoro, el cual pretende difundir y conservar el trabajo artístico de familias y cultores de la tradición del chinchín y organillo.

Conversamos con Pablo Vega y Gabriel Lautaro, dos de los gestores de la iniciativa, quienes también se dedican al oficio, pero no son parte de las familias tradicionales. Sin perjuicio de esto, el baile y el ritmo los cautivaron y así nació una nueva familia: Bombo trío. Creando con ello una nueva línea de sucesión, los nuevos cultores.

¿Cómo nace la idea de crear un portal sobre los chinchineros?

Gabriel: “Nosotros nos empezamos a vincular con este patrimonio, el chinchín y el organillo, en primera instancia, como una especie de hobby y a raíz del interés por este instrumento. Por lo mismo, cada uno empezó a investigarlo de manera particular. En esta labor, se formaron vínculos y relaciones amistad con muchos cultores. Desde ahí nace nuestra inquietud, y un diagnóstico general, en torno a falencias que tenían estas familias. Por lo mismo, empezamos a descubrir que existían muchísimas familias que no estaban visualizadas y con historias que también necesitaban ser relevadas. A partir de esto se gesta la idea de construir un piloto con información sobre las familias, proporcionándoles herramientas de gestión, diseño y más visualización para su oficio. Aquí nace Patrimonio Sonoro.”

 ¿Cómo se clasifican estas familias?

Pablo: “La historia del chinchín es bien particular. Existen diversas familias, todos se conocen entre sí, pero la mayoría está agrupada en la Corporación Cultural de Chinchineros y Organilleros. Hay otros que no lo están y trabajan de forma independiente. Finalmente, estamos nosotros que somos clasificados como “los nuevos cultores”, esto quiere decir,  personas que aprendieron de una u otra manera el oficio, pero no la poseemos de tradición familiar.  Resultó que estos últimos, o sea nosotros, visualizamos diversas formas de difusión y promoción. Esto atrajo mucho la atención de otras familias, quienes nos preguntaban a qué grupo familiar pertenecíamos. Nunca supimos qué responder. A partir de esto, nació la inquietud de ver qué pasaba si formábamos una nueva familia, Bombotrío, ya que somos un trío de bombistas.

¿Cuál es la historia del chinchinero y el organillero?

Gabriel: Tiene un origen en común, el chinchín nace a raíz de la llegada del organillo a Chile. Este último es un reproductor musical, el cual tiene una larga tradición en Europa. Acá llega a finales del siglo XIX , específicamente a la zona central, Valparaíso y Santiago. Después de eso, surge el chinchinero y se crea esta asociación entre estos dos oficios, generalmente las familias están constituidas por un organillo y chinchinero. Pero luego, existe un período de crisis, donde hay pérdida de organillos y comienza a desarrollarse otros formatos como por ejemplo: chinchineros sin organillo. Hasta ahora,  hay cultores que han abierto el oficio, y han recibido a personas, como nosotros, que vienen de otro ámbito social. Aquí el asunto de fondo,  es que existe una gran deuda histórica de este patrimonio. Es un personaje único en el mundo. Hoy en día, el chinchinero no es relevado de manera oficial como patrimonio cultural intangible de Chile, es un reconocimiento  que si existe a nivel ciudadano y de alguna manera, este proyecto trata de saldar esta gran deuda.

 ¿Cuáles son sus proyecciones con este proyecto?

Pablo: Bueno, el patrimonio sonoro es mucho más amplio, pero la plataforma la visualizamos como un punta pie inicial, empezando por el chinchín y el organillo. A corto plazo, esperamos lanzar el libro “la batería chilena”. Luego, hacer un documental fruto de la investigación del equipo.  Finalmente, terminar de registrar a todos los cultores de esta disciplina. Todo esto sería un pequeño sueño a largo plazo. También queremos ampliar este espectro que se conoce como patrimonio sonoro y profundizar en otro tipo de manifestaciones musicales como las lakitas, los bailes chinos, entre otros.

Gabriel: Uno de los objetivos,  de este proyecto,  era que ellos pudieran llegar a nuevas audiencias y espacios, para darse a conocer.  Desde la ciudadanía e instituciones existe una demanda por los servicios del chinchinero. Hay  interés.

¿Por qué un portal web y no otra instancia o espacio?

Pablo: En un principio, nosotros contamos con material impreso para difundir el oficio. Pero nos dimos cuenta que era necesario una plataforma que reuniera a todos los chinchineros. Dirigida a quienes quisieran buscar información sobre alguna familia, conocer historias y anécdotas;  y poder contactarlos desde el sitio. La idea era abarcar lo máximo de soportes posibles y que sirva para visibilizar y relevar a estas familias.

www.patrimoniosonoro.cl

Imágenes: Gentileza Patrimonio Sonoro. Fotografías: Pedro Aceituno.