Después de un arduo trabajo de restauración, importantes monumentos escultóricos de Talca, Tomé, Valparaíso y Viña del Mar, que sufrieron serios daños con el terremoto del 27 de febrero de 2010, vuelven a estar de pie y a lucir con orgullo su arte y valor patrimonial.
Fuente: Revista Vivienda y Decoración, El Mercurio.
Texto, Beatriz Montero Ward. Fotografías, José Luis Rissetti.
Casas, hospitales, colegios, mercados, muelles, edificios públicos y privados, recién levantados o con siglos de historia se desplomaron como si hubieran sido de cartón. Lo mismo que algunos emblemáticos monumentos, que a pesar de la robustez de sus materiales y la magnitud de su peso, se vinieron al suelo sin mayor dificultad. El panorama que dejó el terremoto del 27 de febrero de 2010, que afectó desde la V a la IX Región, fue desolador: ciudades y pueblos con polvo por todas partes, rumas de escombros, desorden y caos. ¿Por dónde empezar? ¿Qué hacer?Los desafíos eran miles y, obviamente, las personas y tareas más urgentes tuvieron la primera prioridad. Pero el patrimonio también clamaba desesperado pidiendo ayuda y protección; resguardo de sus restos; voluntad de recuperación.