Hace muchos años que quería conocer este valle ubicado en la IV Región. Finalmente lo logré este otoño. Con mi familia llegamos a Ovalle y desde ahí nos internamos. Luego de pasar por el embalse Recoleta (dramáticamente seco) y justo antes de oscurecer, llegamos al Monumento Natural Pichasca.
Lo que más me impresionó fue la enorme réplica de un dinosaurio, encontrado originalmente por un pirquinero a mediados del siglo XX. Fue recién en 1985 cuando se decretó monumento natural a este lugar lleno de vestigios de culturas precolombinas y flora (olivillo del norte, carbonillo, espino, entre otros) y fauna nativa (como lagartijas y zorros). Es ideal para ir con niños no solo por la figura del gran dinosaurio sino que también por la presencia de troncos petrificados y una cueva que replica la vida de los pueblos originarios de la zona a la que se llega a través de un sendero de interpretación.
Denominada Casa de Piedra, en su interior se pueden observar una figura indígena y artefactos de trabajo de la época correspondiente a la del cazador-colector desde hace unos 9.920 años aproximadamente. Lo interesante es que este lugar fue utilizado por diferentes culturas a lo largo del tiempo, incluso por pastores.
Luego está el pueblo de Samo Alto, una localidad de este valle en la cual ya se pueden ver extensiones de plantaciones de uva. Al igual que el valle del Elqui y otros valles transversales del norte de Chile, el de Río Hurtado cuenta con parras pisqueras, principalmente. El contraste entre los áridos cerros y la verde vegetación a lo largo del río es parte de los atractivos de este lugar. En el sinuoso camino hacia el pueblo que da origen al nombre de este valle, Río Hurtado, se ven decenas de pequeñas y pintorescas iglesias. Se pueden observar bandadas de loros tricahue, que con sus coloridas plumas alegran aun más el paisaje.
A pocos kilómetros de la localidad de Río Hurtado se encuentra un precioso hotel boutique llamado Hacienda Los Andes. Visitado principalmente por turistas extranjeros, se trata de un edificio de una arquitectura de estilo colonial que fue restaurado y convertido en albergue, en el cual se ofrecen cabalgatas y paseos por la zona. Desde ahí se llega a Río Hurtado, un pueblo con casas de fachada continua y una antigua iglesia.