Si bien Quinchamalí no es una localidad conocida por muchos, su cerámica negra sí lo es. ¿Quién no ha visto alguna vez la famosa guitarrera dibujada en la señalética de carreteras y autopistas? Esta figura de leyenda relacionada con la Noche de San Juan -a celebrarse el próximo 23 de junio- ha sido durante años el símbolo de la artesanía nacional. Además, poetas y artistas chilenos como Pablo Neruda y Nemesio Antúnez le han rendido tributo a través de sus obras.
Quinchamalí en el Imaginario Nacional es una muestra con una selección de 262 piezas de cerámica de este antiguo pueblo alfarero de la VIII Región, ubicado a 35 kilómetros de Chillán Viejo. Actualmente se exhibe en la sala MAPA del GAM hasta fines de junio.
La directora del Museo de Arte Popular Americano, Nury González, cuenta que la exhibición fue producto de una investigación realizada gracias a un Fondart 2012.
Junto a un equipo de investigación, González realizó cuatro viajes a la zona con el objetivo de visibilizar el trabajo de las artesanas y contar con referencias actuales de las piezas de greda negra al compararlas con aquellas pertenecientes a la colección del museo. Además estos viajes permitieron actualizar los objetos del MAPA gracias a la adquisición de nuevas piezas. Muchas de estas -tanto utilitarias como decorativas- datan de los años cuarenta. Es por eso que la idea era establecer diálogos conceptuales y formales entre las antiguas y nuevas creaciones.
Una de las diferencias que se establecieron fue que las piezas antiguas son más livianas que las actuales. Por un lado, es posible que con el tiempo estas hayan perdido todo exceso de humedad. Por el otro, se piensa que los objetos antiguos son más delgados que los nuevos debido a cómo se trabajaban.
Otra distinción es el uso de la técnica para decorar las piezas. Hoy se usa el color blanco (una especie de tiza blanca que llena las ranuras hechas con una punta de aguja de vitrola u otro objeto similar), pero antes, además de este, se usaba también el agua de arcilla. Esta última práctica -que dejó de ser utilizada por su complejidad- consiste en aplicar el agua de arcilla con un pincel por sobre la greda. Sin embargo, como no se ve lo que se está dibujando, es necesario trabajar con precisión y concentración.
La completa colección de guitarreras de Quinchamalí expuesta es un muy buen ejemplo de la evolución de estas piezas en relación al modo de trabajo.
Para Nury González, la posterior visita de las artesanas con las que se trabajó en la investigación a la sala del museo resultó muy enriquecedora. Esto, porque ellas mismas pudieron ver in situ sus obras expuestas, pero además tuvieron la posibilidad de observar el trabajo realizado por familiares y vecinos quienes antiguamente trabajaron la greda negra. Aspecto importante que forma parte del rescate y puesta en valor de sus obras como patrimonio del MAPA según comentó González.