Por Francisca Jiménez

Esta es la historia de dos mujeres que, a fines del año pasado, se internaron en la zona cordillerana de la Región de Los Ríos para trabajar, durante varias semanas, en un proyecto en madera con artesanos de la zona de Liquiñe. Una británica y la otra chilena, una joyera y la otra diseñadora de muebles, ambas talentosas creadoras cuyo objetivo era realizar un trabajo colaborativo bajo un sistema de residencias. Se trata de Isabelle Moore y Claudia Betancourt, de Walka.

El desafío fue grande y no solo por la colaboración de diseño en sí, sino que por el trabajo que significó ‘internarse’ en esa zona maderera con talentosos artesanos. Además, Liquiñe es desde 2018 “Ciudad Artesanal del Mundo”, que cuenta, por un lado, con materia prima de primer nivel y, por otro, con personas altamente calificadas en el oficio de la carpintería.

Claudia Betancourt comenta que “se trabajó en base a prototipos con diferentes maderas de Liquiñe tales como el laurel, el mañío, el lingue y el raulí. La idea del programa era implementar, en el proyecto, la experiencia de un diseñador local con la de uno internacional en colaboración con artesanos chilenos (en este caso, ya que el programa también ha sido realizado en otros países). Una de las piezas elegidas para este proyecto fue el clásico wanco (un banco bajo para ser usado por una persona y hecho de una sola pieza de madera) cuyo prototipo se exhibió a fines del año pasado en el END (Espacio Nacional de Diseño) en el GAM. Pero también se proyectaron otros prototipos; por ejemplo, para fuentes tradicionales mapuches que son piezas con un alto valor etnográfico y, a la vez, de líneas contemporáneas”.

“Crafting Futures es un programa internacional de residencias creativas que realizamos en conjunto con el British Council que busca favorecer el encuentro virtuoso entre creadores. Como ministerio creemos que favorecer estos cruces creativos y de colaboración es fundamental para el desarrollo del sector artesanal, para enriquecer el diseño desde un trabajo respetuoso, ético y colaborativo que fomente y ponga en valor el trabajo de la comunidad, para así mostrar de mejor manera su oficio, tradición y calidad desde una mirada transformadora de las experiencias y cruces virtuosos”, explica Consuelo Valdés, ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

Liquiñe, ubicada en la comuna de Panquipulli, Región de Los Ríos, fue declarada en 2018 “Ciudad Artesanal del Mundo” por parte del World Crafts Council (Consejo Mundial de Artesanías). Se trata de una ONG creada en 1964 en Estados Unidos con el fin de poner en valor las artesanías como un elemento fundamental de la vida cultural y económica de los pueblos. Bajo ese prisma, esta localidad era idónea para un trabajo de colaboración internacional como el realizado por Moore y Betancourt.

Fotografía gentileza de Isabelle Moore