Marri marri lamngen, Marri marri malle, Kümeleikaimi, inche ka kumelekan. Estas palabras, que seguramente no significan nada para la mayoría, corresponden a la letra de una canción que fue interpretada este martes por una treintena de niños de cuatro años.

Bajo el atento cuidado de las parvularias de los jardines Relmu de Cerro Navia y Kim Ayelen de Lampa, los niños de esos centros se reunieron en el Parque Ceremonial Mapuche de Cerro Navia con el huerquén (mensajero) Juan Carlos Huenchunao, para compartir una jornada de integración cultural en la que jugaron palín, compartieron alimentos orgánicos y agradecieron a la madre tierra por su provisión y energía.

La jornada fue un anticipo del sexto encuentro regional de palín, una iniciativa de la Dirección Metropolitana de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji) que se realiza hoy en La Pintana. En ella más de 500 niños de diversas comunas de la capital compartirán en torno a las tradiciones del pueblo mapuche.

Con la melodía de “Las Manitos”, los niños se saludaron con palabras que en mapudungún significan “te saludo hermana, te saludo tío. Estás bien, yo igual estoy bien” y lanzaron un animado grito “ayayayaya” al terminar.

“¿Qué vamos a hacer hoy día niños?”, preguntó el huerquén, “¡a jugar palín!”, “¡a portarnos bien!”, “¡a comer cositas ricas!”, se apresuraron en las respuestas los pequeños.

Luego los niños salieron al aire libre, donde un grupo de trabajadores municipales dejó de cortar el pasto para ver un espectáculo tan sencillo como emocionante: treinta niños ataviados como mapuches realizaron en completo respeto el yayipún, oración de agradecimiento a la madre tierra, y luego dieron por iniciado el juego.

Las niñas, a un costado, tocaron el cultrún y animaron a sus compañeros con gritos en mapudungún. Los niños, en cambio, no pararon de anotar puntos en uno y otro arco, hasta que el huerquén dio por terminado el partido.

¿El resultado? “No importa acá, porque la actividad no es una competencia, sino una instancia para aprender la amistad y el sentido de compartir con los iguales. Los niños, además, incorporan tempranamente el respeto al pueblo mapuche, al que sienten como propio”, explica el huerquén.

“Es una experiencia significativa para el niño y su familia”

Vivir en la multiculturalidad parece un desafío importante para nuestra sociedad. No lo es, sin embargo, cuando se piensa desde la más temprana infancia, cuando los niños aún no aprenden los prejuicios ni la discriminación. Así lo confirma la directora del jardín Relmu de Cerro Navia, María Alejandra Guajardo, quien ha llevado a cabo esta experiencia desde 2011. “Es una experiencia significativa para los niños y para sus familia, que luego comenta todo lo que aprende. Es muy distinto ver láminas que te digan así es el pueblo mapuche a participar en ceremonias, a jugar sus juegos y a comer sus comidas”, comenta.

Fuente: La Hora / Foto: Gabriel Gatica R.