A 4 kilómetros de San Vicente de Tagua Tagua, VI Región, se ubica Pueblo de Indios, localidad que tiene una larga historia alfarera. Fueron los colonizadores quienes llegaron a este lugar y lo denominaron con ese apelativo, tal como lo hicieron con muchos otros en América, de manera genérica, para definir los asentamientos aborígenes.

Con la idea de reactivar la vocación alfarera y rescatar las técnicas prehispánicas en el uso del barro y la greda, al igual que lo hicieron los antepasados de Pueblo de Indios, surgió la iniciativa “Rescate y revalorización de técnicas alfareras ancestrales” apoyada por la Municipalidad de San Vicente de Tagua Tagua y el Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, RIMISP. La idea es enseñar el oficio alfarero a las nuevas generaciones de un pueblo que lleva la técnica en su sangre, pero que muchos desconocen. Renata Mesa, coordinadora del proyecto nos cuenta cómo ha sido el proceso de reencantar a los habitantes con sus tradiciones ancestrales.

¿Cómo se gesta la iniciativa de revalorización de las técnicas alfareras ancestrales?

El proyecto nace de un diplomado que hice el año pasado sobre desarrollo territorial rural que impartió la Universidad Austral con el RIMMISP y en él había que implementar una idea como proyecto. Así como conocía el trabajo de Juan Barrera, maestro alfarero que estaba trabajando el tema de la greda con una agrupación en San Vicente de Tagua Tagua, específicamente en Pueblito de Indios, decidimos hacer algo en conjunto. El objetivo era rescatar estas técnicas de barro que son prehispánicas en la zona, cien por ciento hechas a mano, sin el uso de torno u otras maquinarias. En los años 80 se vendía mucho la greda, pero con la inserción de los artículos de plástico y la no transmisión del oficio a las nuevas generaciones, se redujo la presencia de maestros alfareros.

¿De dónde nace la tradición alfarera?

Según lo que pudimos recabar, existía la “laguna de San Vicente de Tagua Tagua” que fue visitada por naturalistas como Claudio Gay que era reconocida por su diversidad natural, flora y fauna. En el año 1841 ese lago se seca de manera artificial para uso agrícola. Se demoraron alrededor de 10 años, tiempo en el que se descubrió un asentamiento arqueológico prehistórico importante. Las familias que allí habitaban, los tagua tagua, fueron trasladados al sector norte de la comuna, llamado en un principio "Rucahue", lo que hoy se conoce como Pueblo de Indios, lugar en el que se desarrolló la vocación alfarera y se origina esta artesanía. Incluso también se trabajó la totora, la cual se extinguió al no ser transmitido el oficio a las nuevas generaciones.

¿En qué consiste el proyecto?

Éste tiene una duración de 10 meses, los cuales constan de 3 partes, la primera de transmisión y rescate del conocimiento con clases de alfarería a gente que no tiene ningún conocimiento, siendo un requisito para participar en los talleres. La segunda parte es la revalorización en que se convoca a charlas con diferentes profesionales y ahora tenemos una sobre historia y naturaleza local donde queremos que la gente conozca los orígenes de la greda y la tradición del pueblo, pero también la flora y la fauna del sector. El objetivo final de este proyecto es que nazca una cooperativa o agrupación de alfareros con conocimientos sobre el oficio, las constituciones legales de una agrupación, ONG, entre otros. Una etapa en la que entran diferentes profesionales como un psicólogo para fortalecer el trabajo en equipo y autoimagen. La idea es formar artesanos con conocimientos multidisciplinarios. La última es fomento e innovación, etapa en que la capacitación es relevante, de ahí la importancia de participar en cursos, como el impartido en la Escuela de Artes Aplicadas de cerámica contemporánea con técnicas prehispánicas de José Luis Yamunaqué, talleres de venta, comercialización. Se pretende con esto que salga una entidad independiente, autosuficiente, auto gestionable y que se sostenga en el tiempo, que aporten un dinamismo económico al territorio con la comercialización de productos artesanales con identidad que puedan vincularse a la cadena de valor de turismo y cocina tradicional.

¿De qué manera este proyecto ayuda al comercio justo de la artesanía?

La idea es que las personas aprendan el oficio, pero la finalidad es que se conozca el proceso que tiene una pieza, cómo se busca el material, que se fabrica todo a mano desde la mezcla, que se realiza con los pies y manos sin el uso de máquina o tornos, hasta el modelado. Con esto queremos llegar directamente al comprador final, evitar los intermediarios, ya que a partir de ellos se pierde lo que se conoce como el comercio justo, ya que uno puede vender un artículo a mil pesos, en cambio el intermediario lo hace a 10 mil pesos. Creemos que las ferias son una excelente alternativa, pero también queremos estar presentes en lo digital con una página web para ventas online y el tema marketing con su respectivo logo y marca para que tengan una identidad propia, que es Pueblo de Indios, su tradición e historia.

¿Cuál es la diferencia entre la greda de Pomaire y la de Pueblo de Indios?

Son varias las diferencias, desde el color hasta el proceso de elaboración. Pomaire está muy industrializado, ya que si te fijas en 20 piezas de greda que se comercializan, éstas son exactamente iguales. Sin embargo en Pueblo de Indios todo es elaborado a mano, aunque sea el mismo artesano, ninguna pieza será igual. Son creaciones únicas, por eso uno le toma tanto cariño al oficio. Se quema con bosta de animal, no en horno como en Pomaire. El proceso es el mismo que trabajaron los antiguos pueblos alfareros de la zona antes que llegaran los españoles colonizadores.

¿Cómo ha sido la acogida de personas y entidades de San Vicente?

Este fue un proyecto presentado al Municipio para su financiamiento y tuvo una tremenda acogida con mucho entusiasmo. Las autoridades apostaron por la cultura, la difusión artesanal y de nuestras raíces. Se invitó a los turistas a conocer el patrimonio de Pueblo de Indios. Eso nos tiene muy felices. Desde el primer día hubo gran interés, de parte de la comunidad, por los talleres. Llegaron más de 60 personas. Ahora incluso tenemos a muchos interesados en espera para que inicien los cursos del próximo semestre.

Imágenes: Gentileza de Renata Meza