La periodista Catalina Darraidou vuelve a sorprender con un bellísimo libro. Luego de su proyecto sobre fiestas populares “Chile en Fiesta”, el tema es la artesanía. En este nuevo libro la autora recoge los testimonios y las piezas de treinta maestros artesanos del norte al sur de Chile en un recorrido que nos muestra la diversidad de materialidades asociadas a cada lugar y paisaje y, a la vez, la pasión de estas personas por su trabajo. Como dice la editora en la introducción del texto, “Los artesanos que presentamos en este libro son personas que han vivido una vida dedicada a su oficio, que han trabajado con cariño su artesanía, que han logrado un cierto nivel de excelencia en los objetos que elaboran y que son reconocidos por muchos de sus pares como buenos artesanos, representantes de una técnica tradicional de nuestro país que da cuenta de una cultura, una historia y una identidad. No son necesariamente los mejores, ni los más premiados ni los que más venden en las ferias; sí son hombres y mujeres enamorados de su oficio, portadores de un saber ancestral poderoso que los busca como medio de expresión”.

Aquí una breve entrevista a Catalina sobre el libro “Manos Madres: Relatos Artesanos de Chile”, quien trabajó en conjunto con las fotógrafas Catalina Riutort y Alejandra Undurraga, gracias al apoyo de la consultora PwC. ¿En qué consistió la investigación?

Hubo un estudio general de la artesanía tradicional de nuestro país; una identificación de aquellas técnicas más tradicionales y populares en las distintas regiones, tratando de abarcar las diferentes materialidades (cestería, piedra, textilería, madera, cerámica, etc.). Luego buscamos artesanos cuyas vidas fueran reflejo de dedicación al oficio y viajamos donde cada uno de ellos para conocer sus historias, sus talleres, el entorno en que viven, retratar sus manos, herramientas y materiales y las piezas que crean a partir de un legado cultural.

¿Cuáles son los requisitos que debían cumplir los artesanos seleccionados?

Elegimos artesanos con años de oficio, reconocidos entre sus propios pares por la dedicación y cierto nivel de excelencia en su trabajo. Algunos han recibido reconocimientos como el Sello de Excelencia de Artesanía o Tesoro Humano Vivo. Pero más que nada fue a partir de un pequeño sondeo entre los mismos artesanos de cada zona. Fuimos asesoradas también y orientadas por Celina Rodríguez, directora del Programa de Artesanía de la Universidad Católica.

¿Cuál es el factor común que descubriste en ellos? El trabajo de los artesanos, tan ligado al ciclo de las estaciones y a la naturaleza, marca el carácter y la forma de vivir de estas personas. Sin que sean excepcionalmente buenas ni nada por estilo, son personas, en general, muy especiales; con algo así como una calma ancestral, una no-ansiedad, una forma de entender los logros y los fracasos, las alegrías y las penas como parte de la vida misma. Los procesos de la artesanía y los distintos tiempos de cada etapa: los tiempos de cosecha, de esquila, de esperar que seque la madera, el mimbre, que fragüe una cerámica. Siempre con la misma posibilidad de que a pesar de un trabajo bien hecho, se quiebre la pieza de greda al momento de la cochura. Todo eso va forjando un carácter mucho más consistente respecto a lo que somos los seres humanos; parte de esta naturaleza frágil. Tras este proyecto y otros cómo “Chile en Fiesta”, ¿cómo ves la situación de la artesanía en nuestro país?

Nos lanzamos a hacer este libro justamente porque sentimos que la artesanía es cada vez más valorada. Las ferias son cada vez más exigentes, han aparecido lindas tiendas de artesanía y el mueble de mimbre ya no se compra por ser la opción más barata. Sobre todo la gente más joven incorpora la artesanía en su casa, porque habla de su identidad, porque la siente propia. Ya somos capaces de ver una parte de nosotros en las ollas de Pomaire, en las mantas mapuche, en las figuras de Talagante, en los canastos chilotes, en los textiles. Sentimos que esas cosas nos identifican y nos gustan, y las queremos con nosotros.