Lo artesanal es uno de los temas que abarcan la atención de nuestro portal, ya que la artesanía es una de las expresiones más significativas de la identidad cultural y social de un pueblo o comunidad. Es así que hemos querido a través de nuestras entrevistas y columnas difundir este valioso patrimonio material e inmaterial cultural, referido al desarrollo del oficio, técnicas y expresiones artísticas que vemos a diario con la artesanía. Es por esto que compartimos con ustedes un reportaje de la revista Vivienda y Decoración de El Mercurio sobre nuevas expresiones de diseño en la artesanía.

Atractivas piezas que encarnan ricas tradiciones artesanas de Chile y otros países del continente; proyectos que buscan abrirse a nuevos mercados y difundir valores ancestrales. Ese es el resultado de la unión entre quienes han apostado por el trabajo de comunidades locales para dar vida a diseños que buscan refrescar un mundo frente al cual tienen un deber: conservar su esencia.   

Texto, Claudia Pérez Fuentes. Producción, Paula Fernández T. - Fotografías, Viviana Morales R. 

Muchos artesanos no lo saben, pero 2003 marcó un antes y un después en la valoración de su trabajo. Ese año se desarrolló la 32º Conferencia General de la UNESCO, donde se aprobó la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial: se reconocieron "los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes-, como Patrimonio Cultural de la Humanidad", consigna el Dossier UNESCO Artesanía y Diseño (A+D) Nº2. Fue así como el organismo impulsó la creación de distintas acciones para proteger, difundir y estimular el desarrollo de las expresiones locales, acercarlas a la gente y evitar en algunos casos su desaparición o menoscabo. En esta labor, un papel importante lo tuvo el diseño. "Su incorporación se leyó como una recomendación de la UNESCO para apoyar a los artesanos. Desde entonces se comenzaron a hacer varias cosas", dice Celina Rodríguez, directora del Programa de Artesanía de la Universidad Católica.

Entre los objetivos de las intervenciones realizadas por estos profesionales, estuvo concebir obras que respondieran a nuevos mercados y a gustos más exigentes, siempre, eso sí, velando por la conservación de lo original. En Chile, varios fueron los que se atrevieron a asociarse con artesanos nacionales y extranjeros -principalmente de países fronterizos-, aportándoles una nueva visión de mundo.

Uno de ellos es Andrés Puga. Publicista, decidió involucrarse en este ámbito cuando le encargaron desarrollar un proyecto para posicionar a Chile a nivel internacional; entonces descubrió que por años se había mostrado la misma artesanía. Se propuso cambiar el escenario, su apuesta fue la lana y el trabajo textil desarrollado por el pueblo mapuche. "Quise dar valor a un material que estaba subutilizado y a un trabajo poco reconocido", dice.

Se embarcó en una investigación que duró más un año. Conoció las técnicas de tejido y teñido, y a las artesanas de la Región de la Araucanía con las que trabaja. Con ellas da vida a creaciones contemporáneas que comercializa bajo el nombre de Indilab y con las que apunta a un público "que valora lo hecho a mano".

Comenta además un punto en el que coincide Celina Rodríguez: la importancia de visibilizar a los artesanos. "Hay que integrarlos en el proceso, que conozcan hacia dónde va dirigido su trabajo. No se los puede tomar como simple hacedores de cosas", dice la académica de la UC. También hace hincapié en el cuidado que hay que tener para no perder la esencia de sus tradiciones.

Explica: "La innovación tiene que ir por el rescate de esos valores, por mantener la historia. Ese es el tronco, el gran capital que no se puede perder. Una manta de Doñihue, aunque se convierta en otra cosa, tiene que seguir siendo una manta de Doñihue, se deben reconocer los atributos primitivos".

En las creaciones de Alejandra Vilaza eso salta a la vista. Hace siete años apostó por el trabajo con comunidades de Bolivia donde descubrió "un tesoro textil". Cada dos meses las visita para encontrarse con las "mamitas" que le proporcionan la materia prima con que luego crea objetos como alfombras y cojines; aunque los interviene con distintos materiales o técnicas -siempre manuales-, conservan lo vernáculo. "Tengo un gran respeto por el trabajo que realizan, es tan impresionante que casi pido permiso para darle una segunda vida", comenta la dueña de la tienda Manta.

Propuestas con peso

Uno de los proyectos de colaboración artesanal que más ha destacado en el último tiempo es PET Lamp. Se trata de una iniciativa surgida en Colombia de la mano del diseñador español Álvaro Catalán de Ocón -luego se unieron Enrique Romero de la Llana y Sebastián Betanzo-, a quien le pidieron desarrollar una propuesta para enfrentar la contaminación provocada en el Amazonas por las botellas plásticas. Respondió con la creación de lámparas que unen este elemento con el tradicional y colorido tejido de paja tetera realizado por los habitantes de la zona.

Ferias internacionales y la comercialización del producto en lugares como Italia, Australia y Estados Unidos fue el resultado de la propuesta. Tan bien les fue que decidieron replicar la experiencia en otros países, siendo Chile el primero. La versión nacional de las PET Lamp está en manos de las diseñadoras de Si Studio. Llevan un año trabajando en ella, tiempo en el que se dedicaron a investigar y buscar la fibra que mejor se adaptara al modelo. Llegaron al mimbre. "Se estructura bien, responde mejor a la aplicación de formas", dice Constanza López, una de las socias de la oficina.

Luego de resolver ese tema vino el siguiente: convencer a los artesanos para que les ayudaran. "Es importante tener una propuesta concreta, real. Hay muchos que le temen a lo nuevo porque a veces llegan con cosas por las que dejan de trabajar y pierden tiempo. Como diseñador hay que ser responsable", advierte Constanza. Celina Rodríguez coincide: "La idea es ser un facilitador para que el artesano vea su trabajo de una manera nueva, que entienda que hay un mercado afuera y otras oportunidades. Se debe conocer y sobre eso realizar la intervención".

Quien maneja bien estos aspectos es Carmen Morandé. Hace diez años comenzó a trabajar con tejedores de la sierra peruana, primero desde Estados Unidos -donde colaboró en la oficina de Jonathan Adler, diseñador referente en el trabajo con artesanos latinoamericanos- y luego en Chile. Las alfombras de lana de llama son su principal producto. "Tenemos un sistema de trabajo súper armado", dice sobre la cooperación con quienes han visto cómo sus obras han cruzado fronteras y llegado a lugares como los hoteles del norte y sur de Chile donde lucen algunas de las piezas concebidas por Carmen: diseños contemporáneos que encarnan una rica tradición textil.

Otra contribución destacada por estas sociedades es la influencia en las nuevas generaciones de artesanos. "Los pueden atraer para trabajar", comenta la académica de la UC, valorando la posibilidad de continuar costumbres y técnicas a veces amenazadas porque no hay quién las siga. "Se da un nuevo aire a la artesanía, se revaloriza y con eso se impulsa a quienes no les atrae seguir haciendo las mismas piezas de siempre. Es un aporte para que las expresiones locales no se pierdan", agregan las socias de Si Studio.
[quote] "Las artesanías SON la expresión de una comunidad, con las materias primas que tienen a mano", explica CELINA RODRÍGUEZ. "Mi trabajo es autodidacta e intuitivo; todo está hecho de manera muy espontánea", dice la dueña de Manta. Junto con difundir su trabajo se busca que los artesanos mejoren su calidad de vida. Una de las iniciativas que en Chile ha impulsado las expresiones locales es el Sello de Excelencia entregado desde EL 2008. [/quote] Mezclas ancestrales

Manta (www.mantas.cl), nombre bajo el cual Alejandra Vilaza comercializa sus creaciones, es un rincón lleno de coloridas piezas decorativas y utilitarias hechas a partir de tapices, ponchos o aguayos que recolecta en Bolivia. Textiles argentinos y chilenos -como alfombras chilotas- también están presentes en las obras de la autora que busca hacer un aporte a la difusión de estas artesanías. "Hay un trabajo que la gente ni se imagina", dice sobre las tradiciones tejedoras de América Latina.

Ciento por ciento nacional

Lana pura de ovejas de pelo largo es la materia prima que Andrés Puga utiliza en las creaciones de Indilab (www.indilab.cl). Además de los artesanos, la empresa la forman otros cuatro socios -Alejandro Mericq, Claudio Morales, Miguel Chapanoff y José Pablo Undurraga- quienes se preocupan por mantener la calidad de los diseños hechos a mano y teñidos naturalmente. Ahora están explorando la creación de muebles con los que también buscan difundir tradiciones artesanas. En la imagen, Álvaro Báez, artesano de telar de pedales.

Calidez de un hogar

Una familia de artesanos es la que elabora las alfombras de Carmen Morandé (www.carmenmorande.cl). La diseñadora cuenta que es el hombre del clan el que teje, su mujer se encarga de las terminaciones -en la imagen-, mientras que sus padres realizan el teñido y ovillado de la lana de llama con que están confeccionadas las obras. Son piezas únicas, realizadas a pedido y distinguidas por su resistencia y suavidad.

Fibras que iluminan

La versión nacional de las PET Lamp tendrá su estreno en el próximo Salón del Mueble de Milán, donde esperan ser tan exitosas como sus pares colombianas. Sus autoras, las integrantes de Si Studio, cuentan que uno de los principales desafíos fue diferenciarse del proyecto original, lo que consiguieron con nuevas formas y conservando los tonos naturales del mimbre. "Las otras son puro color", dicen. También apuntan a otros mercados. En la imagen el impulsor del proyecto, Álvaro Catalán de Ocón, junto a un artesano.

Fuente: Revista Vivienda y Decoración, El Mercurio. http://diario.elmercurio.com/2014/03/15/vivienda_y_decoracion/vivienda_y_decoracion/noticias/c3e5d389-5b3f-464b-bcd0-d063e05a1754.htm